Nos
dijeron que nos mantuviéramos alejados del Hexágono. Que la mayoría de ellos ya
son híbridos, los mandamases aun viven bajo tierra, no pueden estar en la luz
del sol, por eso de sus enormes ojos, su piel escamosa y su figura parecida a una mantis religiosa de unos dos
metros y más. Todos estamos con miedo, no sabemos a dónde ir. A un vecino lo
abdujeron y le han colocado un chip en alguna parte de la boca. El señor esta
como trastornado, dijo que le anunciaron que
la tierra estaba invadida, que por eso han perfeccionado al humano convertido en un híbrido de su
raza, y que falta poco para que alienígenos
sean los que habiten el planeta, mientras los pocos que quedemos seremos
sus esclavos.
La situación empeora cada día,
desconfiamos de quien se nos acerca, puede ser un híbrido, son inhumanos,
carecen de sentimientos, actúan como robot, totalmente indiferente a
todo rastro de humanidad. Los gobiernos
están convertidos en sus aliados, pero eso es porque los han convertido
en híbridos, estos alienígenas se apoderan de
los cuerpos y los cerebros. Ahora están dedicados a fomentar la tercera
guerra mundial, contando con los invasores. Estos híbridos ya actúan siguiendo las indicaciones de los alienígenas y han masacrado a las poblaciones humanas de varios países en
el pasado, y ahora, en la actualidad. Siempre asolapados, armando
conflictos entre vecinos por
insignificancias que luego escalan a atentados terribles e intervención de los
mandamases híbridos guiados por el
instinto de destruir todo lo que no se
somete a sus reglas. Entonces, pretenden atizan el fuego de la guerra nuclear. Después de eso la tierra quedará destruida para el ser humano y será una base
para los alienígenas que pueden sobrevivir sin los elementos que dan vida al terrestre.
Cada día es como si pisáramos
sobre carbones encendidos, el odio, la envidia, el caos es lo que nos
rodea. La violencia se apodera del humano y lo
destruye, lo deja incapacitado para reaccionar, discernir y cambiar el curso peligroso en donde solo nos espera el abismo fatal.
La Tierra se sacude, el virus de
la maledicencia se apodera de todo hasta del aire, del agua y de la paz, desaparecida desde hace rato.