viernes, 15 de marzo de 2024

BESO SILENCIOSO


 

Beso, figura amorfa apegada a los labios.

Silencioso orgasmo recorre lento

los contornos de la piel.

Beso, estela ardorosa deja surcos a su roce.

Piel humedecida  de cristales,

ansias que naufragan en desconocidos océanos.

 

Un beso de tu boca anida mi pecho de arena,

se enraíza, florecen violetas

y llenan mi alma de olas y mareas.

Beso,

mañana seguirás en mí, unido a mi labio,

apegado a mi pecho.

 

Roce silencioso de tu boca.

Beso ausente, nostalgia.

Amanecer sin tu abrazo, angustia.

Mi cuerpo luz, sin flama

atrapado en un mundo de paredes frías,

de ojos espiadores, sonrisas negras.

 Sólo, un beso alado,

 aún palpita su huella pasajera.

viernes, 1 de marzo de 2024

LA TIERRA BAJO INVASIÓN

 


Nos dijeron que nos mantuviéramos alejados del Hexágono. Que la mayoría de ellos ya son híbridos, los mandamases aun viven bajo tierra, no pueden estar en la luz del sol, por eso de sus enormes ojos, su piel escamosa y su figura  parecida a una mantis religiosa de unos dos metros y más. Todos estamos con miedo, no sabemos a dónde ir. A un vecino lo abdujeron y le han colocado un chip en alguna parte de la boca. El señor esta como trastornado, dijo que le anunciaron que  la tierra estaba invadida, que por eso han perfeccionado  al humano convertido en un híbrido de su raza, y que falta poco para que alienígenos  sean los que habiten el planeta, mientras los pocos que quedemos seremos sus esclavos.

La situación empeora cada día,  desconfiamos de quien se nos acerca, puede ser un híbrido, son  inhumanos,  carecen de sentimientos, actúan como robot, totalmente indiferente a todo rastro de humanidad. Los gobiernos  están convertidos en sus aliados, pero eso es porque los han convertido en híbridos, estos alienígenas se apoderan de  los cuerpos y los cerebros. Ahora están dedicados a fomentar la tercera guerra mundial, contando con los invasores. Estos híbridos ya actúan siguiendo las indicaciones de los alienígenas y  han masacrado a las poblaciones humanas de varios países en  el pasado, y ahora, en la actualidad. Siempre asolapados, armando conflictos  entre vecinos por insignificancias que luego escalan a atentados terribles e intervención de los mandamases híbridos guiados por  el instinto de destruir todo lo que no  se somete a sus reglas. Entonces, pretenden  atizan el fuego de la guerra nuclear. Después de eso la tierra quedará destruida para el ser humano y será una base para los alienígenas que pueden sobrevivir sin los elementos  que dan vida al terrestre.

Cada día es como si pisáramos  sobre carbones encendidos, el odio, la envidia, el caos es lo que nos rodea. La violencia se apodera del humano y lo  destruye, lo deja incapacitado para reaccionar,  discernir y cambiar el curso peligroso  en donde solo nos espera el abismo fatal.

La Tierra se sacude, el  virus de la maledicencia se apodera de todo hasta del aire, del agua y de la paz, desaparecida desde hace rato.

 

 

 


miércoles, 14 de febrero de 2024

DEJA ABIERTA TU VENTANA

 


Deja abierta tu ventana

de par en par cada noche,

para que pasen mis sueños

a libar de tus anhelos.

 

Deja,  recorran sin prisa

las llanuras de tu calma

y se alojen en los surcos

dóciles de tu almohada.

 

Deja abierta la esperanza

bajo el reflejo del tiempo,

llegaré una madrugada

 a recorrer tu silencio.

 

Deja libre la tristeza

humedecer mis lamentos,

esa ausencia que lastima

la flama de tu contacto.

 

Deja abierta tu nostalgia

a los llamados del deseo,

mis sueños cruzan febriles

los umbrales de tu fuego.

 


jueves, 1 de febrero de 2024

EL HOMBRE BÚHO


 

Dicen que vive entre las tumbas del viejo panteón y sale de su escondrijo cuando siente voces de niños aproximándose a su lugar, entonces aparece curioso tal vez a jugar, pero su aspecto es tan siniestro que los niños huyen despavoridos al verlo acercarse. Algunos aseguran haberlo visto, otros repiten que solo es un mito, lo cierto es que muchas personas  todavía hoy tienen encuentros terroríficos con ese extraño ser. A propósito, hay personas que aseguran  tienen una confusión con el hombre polilla, que posiblemente sea el causante  de los encuentros, pero entre uno y el otro hay muchas similitudes.

Las madres de los pueblos cercanos asustaban a los niños con el hombre búho que vendría por la noche a buscarlos, y así se comportaban obedientes para no ser presa de aquel monstruoso ser. Los niños lo imaginan con grandes ojos, de aspecto siniestro, de mirada puntiaguda, a punto de clavar su pico por miedo o por defenderse, pero no infundía confianza. Todos  comentan que  asalta con su  figura descomunal a los que se aventuran a penetrar el bosque que es su hábitat. Podría ser de día o al atardecer, emite un chillido escalofriante  antes de aparecer y por supuesto los niños corren apresurados antes de  verlo. Lo cierto es que ahora muchos aldeanos  no se atreven a cruzar el bosque solos y por supuesto de día, caminan  sintiendo la penetrante mirada del hombre búho que vigila sus pasos,  a pesar de que los búhos duermen de día,  los hombres no confían, sobre todo, si sienten  algún ruido peculiar en el bosque o los alrededores o si un chillido les paraliza momentáneamente las piernas.

Muchos  argumentan que  el hombre búho duerme  en el  entretecho del monasterio, es el lugar en donde casualmente lo han visto  merodear, tal vez en busca de alimento. Claro que al atardecer,  es  su rutina.

Un día se me ocurrió dar una vuelta por el cementerio y, como entretención, fui leyendo las  lápidas de  algunas tumbas,  es muy interesante lo que dicen en sus maderas antiguas y  muchas están en el suelo cubiertas de hierba. Eran como las  seis de la tarde, mi padre me contó que  no existía  tal hombre búho, que era un método que usaban los padres para asustar a sus hijos desobedientes.

Por lo tanto solo tenía curiosidad a mis  doce años.  Mi familia se había  cambiado a ese pueblo hacia exactamente dos meses y era la primera vez que salía de casa en busca de algún niño para jugar, pero no encontré a ninguno y  los pasos me llevaron al viejo monasterio. Recuerdo que iba  mordisqueando mi  emparedado, cuando sentí un leve ruido de algo que se deslizaba por entre las tumbas, luego un seseo. Me quedé quieto, no tenía  miedo y observé cómo se movían la hierba a unos dos metros de mí. Pasaron unos segundos que se hicieron eternos. Supuse que había sido un pájaro en busca de su nido, cuando lo vi,  primero pensé que era un espantapájaros que no había visto antes, me sorprendió, pues sus enormes ojos me miraban fijamente sin  avanzar ni un paso. Luego  vi su rostro, creí que algún niño  usaba una máscara para asustarme y le hablé, oye niño, tú no me asustas con ese disfraz, ven, vamos a jugar mejor. Sin embargo, no se movió ni se sacó  la máscara, solo me miraba curioso también. Niño, ¿cómo te llamas?, pregunté. Él no respondió sino que hizo como un  pequeño gruñido. Guau,  ¿no puedes hablar? Volví a mirar sus ojos y parecía que lloraba, niño, ¿qué te pasa, tienes hambre?, entonces avanzó hacia mí sin que yo pudiera reaccionar y salir corriendo, lo mejor que hice fue ofrecerle mi  pan. Y muy rápido lo alcanzó con una mano emplumada. Oh, ¿eres el hombre Búho?, le  pregunté. Él  devoró el emparedado, y luego  eructó. ¡Guácala!, exclamé, parece que te gustó. Me miró como si sonriera y  repitió ¡Guá-ca-la! Ah, jajaja, ¡puedes hablar!, qué bueno, podemos ser amigos. El contestó, a-mi-go, e hizo un ruido como si riera, a-mi-go. De pronto,  vi que de su espalda se abrieron unas alas y  salió volando hasta perderse en el bosque.

Volví a casa y le conté a mamá de este peculiar encuentro, ella sonrió y me aconsejó que no contara esos cuentos de miedo a mis hermanos. y no le dio importancia a mi relato.  Decidí no decir nada ya que mis padres  comentan que soy muy bueno para inventar historias, y desde ese día voy en los anocheceres  a ver a mi amigo,  el hombre búho y le llevo alguna golosina que espera con ansias y luego se aleja volando hasta perderse en el ramaje.

 

 

lunes, 15 de enero de 2024

HUIR


Huyen mis sueños despedazados

por la mano que dicta la sentencia.

No hay descanso en los caminos asediados

de pesadillas que se alargan tras mi sombra.

Y seguimos tratando de conectar lo imposible

desunido por burbujas irreales.

Huyen los días  apacibles

y dan paso a solitarias noches de interminables  insomnios.

                   

Por más que cierro las puertas,

las encadeno con candados  y cerrojos,

apenas bajo los párpados

dejan salir los sueños y abrazan las vigilias y desvelos.

¿Por qué esta sensación de huir aloca el corazón

abre las venas, atropella la palabra sin ser pronunciada?

 

¿De qué huyes?,

pregunta la imagen que tímida se asoma en el espejo,

la respuesta, ha escapado de mis labios.

No hay descanso,  he colgado en mi ventana

un atrapa sueños con sutiles pensamientos

y  convincentes metáforas que impidan el libre acceso

mas, el afán de partir está escrito en cada suspiro,

cada  mirada al vacío.

 

La almohada ya no es mi fiel amiga, no guarda mis secretos,

abre las puertas del delirio en noches  de fatiga,

extiende sus alas y enfila  hacia el infinito,

lanza las ventanas como hojas de otoño al espacio

que iracundo las desaparece

y quedo a la intemperie, sin  cobija, desnuda de sueños

que huyen descaradamente en medio de mis fantasías.

No hay lágrimas que los detengan, la estancia se vuelve

oscura como un pozo repleto de espejismos.

 

Estoy a la deriva, el caos reina en mi mente

se apodera de los lugares privados y secretos,

sólo quiero despertar, despertar…

Tejer una red y atrapar esas luciérnagas sensatas

que iluminarán de nuevo otro amanecer

en la soledad de mi locura.

 

 

 


miércoles, 3 de enero de 2024

EN EL MISMO LUGAR





 

Te miro desde el mismo rincón, no me he movido para nada. Trato de no meter bulla mientras tú caminas de un lado a otro  en busca de algo que se te perdió. Podría decirte dónde lo dejaste ayer que estuviste leyendo y descuidadamente cayó tras el sillón. Ahí  está, no se ha movido como yo. Pero tú estás tan absorto en encontrarlo que no has notado mi presencia, no consultas, sólo rabeas y has salido dando un portazo. Acusas a todo el mundo de tu descuido. Me quedo más quieto que de costumbre, nadie nota que estoy aquí, la mucama entró con su plumero y me  pasó esas plumas de ganso por todos lados, que me hizo estornudar y  las campanadas salieron tan de improviso que la mujer dio un salto y se persignó. Luego me miró con tamaños ojos y  recelosa se marchó sin terminar de sacudir los muebles.

Llevo tanto tiempo sin hablar que  no recuerdo mi sonido. Quisiera salir al patio y contemplar el jardín, muy pocas veces abres las cortinas y dejas abierta la ventana para que entre el aire fresco, ese aroma a magnolias, a rosas en su clímax y la enredadera de azares. También me emociona escuchar el canto de los mirlos y otros pajarillos que curiosamente se asoman  a husmear el cuarto. Les llamo con mi lacónica voz sin sonido esperando sepan escuchar bajo el silencio, pero me equivoco, se marchan al primer ruido y quedo con el sabor de su compañía.

Has llegado, traes otro semblante, más entusiasta, me miras con curiosidad, me siento un poco inquieto, imagino que tus intenciones no están bien definidas. Sigues mirándome, te llevas una mano a la cabeza y luego sonríes. Me tienes con el alma en un hilo, no me gusta tu sonrisa, quiero permanecer en el mismo lugar, pero ya lo has decidido, me tomas con rudeza, me colocas sobre el escritorio. Tengo tanto susto que se me escapa una campanada y tú en orden de acallarme paras mi corazón que deja de latir y me cubres con un paño. Dices en voz alta, -te venderé en la subasta y podré pagar mis cuentas. Luego te ríes y agregas -la mucama afirma  que estás embrujado, que tienes ojos que la observan, por eso, ya no te quiero en mi casa.

Quiero llorar, ¿qué será de mí?, ¿quién cuidará de ponerme a la hora exacta como tú lo haces? No te importa que lleve parte de todos tus ancestros pegado a la piel de mi corteza, que por años te cuidé y te aconsejé sin manifestarme, con el fin de no asustarte. Eres un ingrato.  Nada de lo que te diga telepáticamente ahora, te hará desistir de sacarme de tu casa para siempre.

viernes, 15 de diciembre de 2023

PESCADOR

 


Hombre confeccionado de olas y tormentas,

navegas con tus sueños  cuestas  escarpadas,

cumbres del océano en tu cáscara de nuez.

Vas con tus remos desmalezando las olas,

corrientes abrumadas de coraje

te salen al paso con  desmedida violencia.

 

Recoges pacientemente las semillas,

tesoros recién expulsados de la flor marina

en su hondo jardín de  plateadas escamas,

verdes algas, coloreadas estrellas.

Peces de brillante piel suben a tus redes

día a día, entre vientos y aguaceros.

 

Hombre nacido en el vaivén de un barco,

se confundió tu llanto con el graznido del ave al pasar,

el silbato  del cardumen,

la osadía de las gaviotas.

Tu infancia fue correr por la playa en invierno y verano

con tus pies rojos de  frió, calor y arena.

Las redes eran tu pasatiempo,

remendando los vacíos de la soledad

enfilabas tu navío imaginario sobre las altas  crestas

de tus sueños.

 

Estás curtido de mar, de sal, tu piel reseca,

tantas veces acariciada de oleajes,

tus manos callosas reciben el beso solitario del amanecer

antes de que el horizonte despierte,

ya estás allí, 

husmeando con tus redes el vasto océano

en busca del milagro

que dará el sustento a  bocas vacías.

 

Pescador empecinado en tu tarea, no cedes ante la adversidad,

hasta que las redes recojan el último vestigio

de tu búsqueda,  escondido afanosamente

en el fondo del útero marino.