jueves, 15 de junio de 2023

ESENCIA DE AMOR


 Eres lluvia sobre mi cuerpo de arcilla.

Penetras tierno y sigiloso

los resquicios del alma.

Llegas  con dedos húmedos,

con ansiedad de siglos recorres

y modelas ágil mi silueta.

 

 Penetrados de amor

formamos un ser mitológico

de dos espaldas que en lucha suprema

se han lanzado el uno en el otro,

para  antiguos y renovados

asomarse al mundo irradiados

de unificantes sentimientos,

morir y nacer, dolor y dicha.

 

Eres comienzo y fin de una novela,

asa de este cántaro mágico

que mantendrá dormida en sí,

 tu esencia de amor.


jueves, 1 de junio de 2023

UNA CALLE EN APUROS

 


La calle  está cegada de sus ojos, le han disparado en el centro de su vista. Ciega sigue las pisadas de las palomas, de los ciempiés, y de los ratones. Quiere llorar, mas las nubes veleidosas pasan sin escucharla y no le mojan sus veredas, los techos de las casas, ni el alquitrán de la acera. ¡Es espantoso!, la calle se tambalea, no está en su equilibrio normal, como una anciana se afirma en los postes del alumbrado y cual  fantasma, recorre su esencia por sobre los adoquines resbalosos.

¡Qué desastre!, ¿quién se  imaginaría que a ella,  la Calle, le harían esto? Es inaudito. Tan respetada, con su nombre en cada esquina escrito en letra cursiva. Nadie deberá verla temblar buscando las paredes, los muros y las murallas, para firmarse y no caer desmoronada cerca del tacho de la basura, o junto a algún pordiosero en el hueco abierto del edificio en demolición.

¡Qué mala onda! La calle no puede evitar quejarse, le duele que sin advertencia la hayan dejado ciega y sin una explicación. Todos le tenían cariño, en las fiestas patrias la adornaban con papelitos de colores y banderas. Cuando era carnaval la música y los disfraces la recorrían en alegres comparsas. Los vecinos sacaban las asaderas a las puertas y el olor de los asados era increíble junto a una copa de vino. ¡Qué  momentos tan maravillosos!

Pero unos desalmados han disparado a sus faroles, y los cristales cubren las veredas con maledicencia, dejándola ciega, sin poder contemplar el cielo, la luna y las estrellas. Quiere llorar pero no tiene lágrimas, ha sido un año seco y no le queda ni un pañuelo húmedo. ¡Qué desgracia!

Sabe que será peligroso cruzar la acera, los desalmados se aprovecharán de eso, lo dice la gente que al llegar el atardecer se encierra en sus casas por miedo a lo peor. Sabe que será una larga noche de ruidos inexplicables, las sombras vagarán sin que nadie las detenga, los bichos se irán hacia  otras calles donde les ofrezcan sus faroles para bailar. Mientras ella, ciega y temblorosa, se deslizará como una oruga, lentamente para evitar caer en las fauces del  alcantarillado.