lunes, 15 de agosto de 2011

HOMBRE


Tu silencio roza
mi piel en desconsuelo,
sin calma
deambulo bajo tu sombra.
Mira mis manos humedecidas,
un temporal sopla
nostalgias en mis ojos.

Escucha
a mi corazón desolado
preso en la cárcel
de tu ausencia.
Siente
mi gélido cuerpo
vacío de caricias,
desnudo de ti.
El desamparo corroe mis venas,
angustiosa espera.

No hay huellas
que lleguen a mi puerta.
La noche oscurece
todo indicio de vida.

Huele
la tierra, húmeda de llanto.
El sol alumbra otros caminos
no hay tibieza en la mañana.
Y tú, hombre,
¿qué esperas,
no ves que la lámpara se extingue,
su flama se pierde
sin que nada la consuma?

Vamos,
vives envuelto
en una niebla de olvido,
el tiempo se desliza
lánguido de tedio.

Por favor
              hombre,
 regresa...


5 comentarios:

  1. Que angustiosa es la espera.... Que bello!!!

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  2. Querida AMJ gracias por tu lindo comentario, ya ves que a veces la espera se hace interminable. Besitos de Marianela.

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  3. Estimada Priscila, el tiempo acompañado es un tiempo que vuela, pero cuando se espera pareciera que el reloj se ha detenido y el corazón se angustia. Besitos de Marianela.

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  4. una consciencia vigilante, al margen de la voluntad de elección, un monólogo hecho de esperas desgranadas...

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  5. Me gusta ese monólogo hecho de esperas desgranadas como lo describes, estimada comadre, cuánto hemos esperado en la vida, pudieramos hacer un monumento a la espera, sería el más alto del mundo, no? cariños de Marianela.

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