Y tú reías,
un anticipo de suave terciopelo,
pétalos de un pensamiento me envolvió
con transparencia bulliciosa.
Y mientras te miraba descubría ese amor
que sostenías con alegría desbordante.
Pero de pronto se apagó la flama preciosa
de tu risa, algo o alguien
cerró la puerta sin pedir permiso
con dejadez afán de vulnerar mis sentimientos.
Ahora deambulo los recuerdos, la casa,
busco en sus rincones, paredes y cuartos
la sal de tu aliento impregnado
en el mágico tacto del pasado:
tu presencia.
Hoy todo esta en tinieblas
tu risa evaporada como suspiro de cigarrillo,
aún recorre el silencio de un tiempo ido.
Aún circula el aroma de tu melodía,
me sigue,
no me deja consumir la tristeza,
en el fondo irrisorio del espejo
sin tu presencia.
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