lunes, 15 de abril de 2019

VOCES




La voz del viento pasa con su vértice afilado,
rasga la monotonía del momento,
y quedo incólume, con su canto nostálgico,
recuerdo de tiempos lejanos.
Sueños oníricos ondulan en los brazos del Euro,
quien los esparce sobre los paseantes.

No son albadas ni chispazos olvidados,
es algo más,
acarrea voces impregnadas de melancolía,
un preludio que se acerca batiendo sus alas,
como pez en cautiverio entre la voz del mar
y las cuerdas del viento.

La calma que precede es un anuncio,
el halo de un murmullo se disemina suave,
la tierra exhala y se desahoga en un hondo suspiro,
nadie sospecha lo que sucederá.
Arriba las nubes se congestionan, chocan entre sí,
un embudo liviano desciende y se precipita
retorciéndose como una fina serpiente,
abre su desdentado hocico
hasta tocar el prado, las voces de la naturaleza
se desatan en un torbellino amenazante,
éste absorbe todo a su paso haciéndose poderoso
y avanza hasta el poblado que de prisa abandona
la tarde, los ensueños y las risas.

La voz del viento se une chasqueando los indefensos árboles,
entretenido sopla los techos, y desmorona las casas
como un juego infantil, el embudo se desboca
cruza la ciudad devastada por su ímpetu destructor
y cansado por esta vez,
se sumerge entre las olas del océano.

Mañana será otro nuevo día, las voces del tiempo
navegarán  entre  los árboles
apaciguando   temores y desafíos,
contarán interminables aventuras,
unas siniestras y otras llenas de nacimientos.

La naturaleza es la dueña absoluta de la tierra,
del tiempo y de los sueños.
Se alegra y se entristece, canta y se queja,
sus voces son un preludio
del comportamiento del hombre
y su descendencia.








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