La mesa se tambalea, convulsiona,
se le ha caído una pata, las
otras no están seguras
y pierde el equilibrio.
No puede sostener la sopa, nada,
ya no tiene fuerza, mantenerse
firme es un milagro.
Es una mesa antigua, muy vieja,
edad decrépita,
se le descascaró la sonrisa y ha
perdido el color.
Por nada oscila como si un
escalofrío
recorriera sus fibras.
Se siente temerosa la releguen al establo
y lo peor le pudiera suceder,
ser leño de la salamandra.
Tiene un color terrible, nadie
querrá tomar el té
ni compartir los bizcochos.
La mesa esta en problemas
serios,
Piensa, ha llegado su hora, se
le nubla la vista,
la pieza le da vueltas, la
ventana se aleja,
y en su conciencia de roble los
recuerdos la invaden.
Con sus tres patas flaqueando
la mesa por un momento, se
sobrepone,
lanza un crujido de árbol, siente
pájaros cantar
y a lo lejos en murmullo,
alguien la está llamando.
Sus ancestros vienen en su rescate.
La mesa suspira aliviada, eleva los ojos al cielo,
y con infinita paciencia
crepita su corazón marchito,
tiembla toda su estructura
y allí mismo,
se desploma.
Amelia Arellano
ResponderEliminarQuizas haya que reciclarla y quedará hermosa . Besitos
Marianela Puebla
ResponderEliminarSÍIIII, buena idea amiga Amelia. Besitos.
Rocío L'Amar
ResponderEliminarMe encantó la personificación que creaste para la mesa antigua. Bravo!!!...
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS COMADRE ME ENCANTA DAR VIDA Y VOZ A LAS COSAS INERTES JAJAJA, BESITOS.
Emilia Victoria Poblete Muñoz
ResponderEliminarEstupendo poema, hiciste pensar y te convertiste en mesa... Eres genial querida
jaja gracias amiga , así s hay que penetrar los sentimientos para poder interpretarlos. Besitos.
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