El silencio
cabalga el lomo del amanecer. Va surcando la penumbra para no despertar al
ruido. Sus pies de seda no dejan huellas, y
por el camino hacia el alba, va regando diminutas gotas de rocío en las
bocas abiertas de la madre Tierra.
El
silencio no sabe de sueños, vive pendiente de no despertar al ruido y luego la
violencia y el trajín que conlleva el día en que alguien muere, alguien nace,
otro sufre. Cuando el sosiego cubre la tierra con su manto pareciera que todo
descansa en sus brazos. Aparentemente. El ruido ahoga las voces en agonía, el
dolor se hace inaceptable, sin embargo, la capa estruendosa del ruido todo lo
abarca y hace una mezcolanza que es muy difícil identificar cada sonido.
Por eso, cuando las sombras de la noche
cierran los párpados de todas o casi todas las criaturas, el silencio camina en
punta de pie besando a los seres que sufren, a los discapacitados, especialmente a los niños que padecen
enfermedades y los sumerge en profundos sueños reparadores.
Es
tan prudente que espera hasta el último minuto del alba, alargando su estadía
un segundo más sobre todo en un esfuerzo de apaciguar la somnolencia del ruido,
que lo aleja con un terrible bostezo.
Jose Santana
ResponderEliminar¡Simplemente hermoso!
muchas gracias amorcito corazón.
ResponderEliminarCecilia Margarita Vargas Retamal
ResponderEliminarQue románticos estos muchachos lindos. Abrazo amigos, bello poema
jajajaja es el encierro, no te pasa??gracias amiga Cexy, ya salió del horno mi tercera novelita.
ResponderEliminarCecilia Margarita Vargas Retamal
ResponderEliminarMarianela Puebla
Felicitaciones, me alegro mucho, ya tendré la oportunidad de leerla.
Maria Albertina Mansilla Mansilla
ResponderEliminarPrecioso poema Marianela Puebla, felicitaciones.
Muchas gracias amiga María Albertina, besitos.
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