La
calle está cegada de sus ojos, le han
disparado en el centro de su vista. Ciega sigue las pisadas de las palomas, de
los ciempiés, y de los ratones. Quiere llorar, mas las nubes veleidosas pasan
sin escucharla y no le mojan sus veredas, los techos de las casas, ni el
alquitrán de la acera. ¡Es espantoso!, la calle se tambalea, no está en su
equilibrio normal, como una anciana se afirma en los postes del alumbrado y
cual fantasma, recorre su esencia por
sobre los adoquines resbalosos.
¡Qué desastre!, ¿quién se
imaginaría que a ella, la Calle,
le harían esto? Es inaudito. Tan respetada, con su nombre en cada esquina
escrito en letra cursiva. Nadie deberá verla temblar buscando las paredes, los
muros y las murallas, para firmarse y no caer desmoronada cerca del tacho de la
basura, o junto a algún pordiosero en el hueco abierto del edificio en
demolición.
¡Qué mala onda! La calle no puede evitar quejarse, le duele que sin
advertencia la hayan dejado ciega y sin una explicación. Todos le tenían
cariño, en las fiestas patrias la adornaban con papelitos de colores y
banderas. Cuando era carnaval la música y los disfraces la recorrían en alegres
comparsas. Los vecinos sacaban las asaderas a las puertas y el olor de los asados
era increíble junto a una copa de vino. ¡Qué
momentos tan maravillosos!
Pero unos desalmados han disparado a sus faroles, y los cristales cubren
las veredas con maledicencia, dejándola ciega, sin poder contemplar el cielo,
la luna y las estrellas. Quiere llorar pero no tiene lágrimas, ha sido un año
seco y no le queda ni un pañuelo húmedo. ¡Qué desgracia!
Sabe que será peligroso cruzar la acera, los desalmados se aprovecharán
de eso, lo dice la gente que al llegar el atardecer se encierra en sus casas por
miedo a lo peor. Sabe que será una larga noche de ruidos inexplicables, las
sombras vagarán sin que nadie las detenga, los bichos se irán hacia otras calles donde les ofrezcan sus faroles
para bailar. Mientras ella, ciega y temblorosa, se deslizará como una oruga,
lentamente para evitar caer en las fauces del
alcantarillado.
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