Las palabras me rozan y se deslizan como lluvia
sobre mi piel en
agonía.
Soy invisible
cuando paso por tu lado,
imaginando que me besas, y me dices que me amas.
Pero vas por el camino rodeando entre tus brazos
el calor de otro cuerpo y murmuras a la luna
las palabras que yo ansío para mí.
¿Qué me has hecho?,
replicarás que nada, ni siquiera me conoces,
no hay complicidad aunque nos crucemos en la calle,
soy invisible a tu mirada, al beso que palpita en tus
labios.
No soy nada.
Sólo me imagino beber de tu presencia,
perderme entre tus brazos, sentir tu corazón seducido
y entregado.
¿Tendré que esperar una eternidad para que veas
que existo, y estoy ávida de tu contacto,
de guardar una a una tus palabras, tus murmullos a la
espera de tenerte?
Llevo un libro aterciopelado de tu presencia,
las sílabas presurosas escapan de tu boca
y las voy
atrapando
angustiada de que no se disuelvan en el aire.
Son tan hermosas, que valen unas lágrimas,
atesoradas en mi corazón amante.
Invisible a tu mirada, vago convertida en sombra
colectando tus pisadas,
tus gestos y figura;
y yo vertiendo
amor, susurros y caricias
que atraviesan tu cuerpo y se posan en los árboles.
¿Qué puedo hacer si soy invisible?,
brisa que sacude tus cabellos, beso que roza tus labios,
susurro enternecido no alcanza a llegar junto a ti.
Convertida en sombra te acompaño
hasta que te pierdes de mi vista y quedo allí,
perdida en el espacio, flotando entre las nubes,
con el corazón
lleno de amor
hasta el momento que deje de ser invisible a tu mirada.
UUyyy que lindo poema Marianela.
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