domingo, 15 de septiembre de 2024

UNO Y DOS


 

Navego

entre tu pecho y la sábana en pos de la marejada salvaje

que has prometido tácitamente.

Tu cuerpo

se ilumina de perlas al vaivén de invisibles olas. Yo surco tu continente

alcanzando el  horizonte ansiado.

Somos peces

llevados por la corriente turbulenta del amor hacia lo desconocido, donde las pasiones se confunden  con sagrada transparencia.

Un instante

sólo eso, momento que se alarga con el ímpetu del beso ancestral, alimentado de tantos espacios vacíos.

Mi mente

se despobla de palabras que agonizan al cruce de relámpagos y he olvidado mi nombre ensimismada por el fragor del encuentro.

Somos

uno y dos,  un pez que deja una estela plateada, iluminado por un sol naciente

que se pierde bajo la mar en profundos e indescifrables laberintos.

 

domingo, 1 de septiembre de 2024

EL RUGIDO


 

El ruido se hizo más intenso, atravesaba la pared del cuarto, era como  un rugido de un animal o algo parecido, casi no pude dormir esa noche.

Por casualidad al día siguiente me encontré con el portero y le expliqué mi inquietud. Me dijo extrañado que inmediatamente iría a inspeccionar el departamento pues estaba deshabitado y, me invitó. Al entrar el señor no pudo reprimir un grito, el departamento lucía horrible, las paredes rasguñadas o golpeadas,  sobre todo el lado  de mi pared. ¡Esto puede ser obra de vándalos!, exclamó y salió enfadado.

Esa noche sentí los ruidos y el rugido. Llamé al portero rápidamente,  el señor contestó que iría de inmediato. Me levanté y lo vi entrar, me saludó con una seña, llevaba una pistola, y una linterna. Yo temblaba y esperé, de pronto un rugido rompió el aire y luego dos disparos. Salté del susto y entré a mi cuarto cerrando la puerta. Esperé toda la noche, pero el portero no salió del departamento, a las  seis de la mañana, fui a ver. La puerta estaba semi abierta, y allí  divisé el cuerpo del señor que yacía en  un círculo de sangre y a su lado, un tigre muerto, fue tan grande la emoción que me desmayé.

 

Los paramédicos me han despertado, dicen que sufrí una fuerte conmoción al ver el cuerpo del hombre. ¿Y el tigre, pregunté tímidamente? ¿Qué tigre?,  el portero se disparó un tiro, estaba solo. Volví a desmayarme.