domingo, 15 de septiembre de 2024

UNO Y DOS


 

Navego

entre tu pecho y la sábana en pos de la marejada salvaje

que has prometido tácitamente.

Tu cuerpo

se ilumina de perlas al vaivén de invisibles olas. Yo surco tu continente

alcanzando el  horizonte ansiado.

Somos peces

llevados por la corriente turbulenta del amor hacia lo desconocido, donde las pasiones se confunden  con sagrada transparencia.

Un instante

sólo eso, momento que se alarga con el ímpetu del beso ancestral, alimentado de tantos espacios vacíos.

Mi mente

se despobla de palabras que agonizan al cruce de relámpagos y he olvidado mi nombre ensimismada por el fragor del encuentro.

Somos

uno y dos,  un pez que deja una estela plateada, iluminado por un sol naciente

que se pierde bajo la mar en profundos e indescifrables laberintos.

 

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