viernes, 15 de agosto de 2025

EL PÉNDULO

 

Tratas de moverte, crees haberlo logrado, pero es pura imaginación, no te has despegado de esa pared ni un solo ápice. Piensas que los demás están  muertos, no hay  más ruidos que el acompasado caer del tiempo.  Nadie  habla, se queja o grita. Tú estás aterrado, sabes que  todo es consecuencia del péndulo. No se divisa, pero sabes que existe y que llegará hasta el sitio en que te hayas inmóvil. Quisieras  retroceder al pasado, aunque sea unas pocas semanas, días, u horas, sin embargo tu mente esta en blanco, ni siquiera logras recordar cómo te llamas o cómo luces. La incertidumbre aumenta a medida que tratas en vano de salir de esa posición. De pronto,  esa terrible campanada que te saca de la tensión para llevarte más allá del pánico. Te deja  semi-aturdido, casi sin control de tu pensamiento que escapa y por un momento caes en un laberinto oscuro y  sin fin.

Vuelves en sí. ¿Cuándo tiempo ha pasado? No lo sabes, ni siquiera puedes pensar con claridad sobre el momento que recién ha pasado ¿por qué estás perplejo? Comienzas a luchar  con esa fuerza que te clava al piso. Tal vez estás igual que los otros, y es sólo tu mente que manda las últimas  fotografías hasta agotar el disco duro.

Quisieras recordar, pero es tan difícil, no hay pasado en tu mente, no hay futuro, y el presente es imposible  describirlo.  ¿Cómo has llegado hasta esta situación? ¿Sabes acaso quién eres? ¡Nombre!... Buscas en vano en tu vacía caja, ¡un nombre, por favor! clamas. Nada, por más que luchas en encontrar una respuesta, tu memoria está borrada. Tratas de gritar,  mas  el silencio escapa por  una línea dibujada en  tu rostro. Te lo digo y no lo entiendes, sé que estás desesperado, pero no soy el más indicado a calmarte. Espera,  el péndulo está bajando, se abre una pequeña puerta, las campanadas  lo anuncian, el público afuera está a la expectativa. ¡Las doce!, sales pegado a una  plataforma circular y junto a los otros, dan unas vueltas, muy derechos, fijos como figuras de plomo con los rostros pintados. Se escucha un aplauso y  con un giro automático,  la tarima se esconde dentro  del gran reloj astronómico de la vieja ciudad de Praga. Ahora ¿sabes quién eres? Pobre Avaro, ya pronto te repararán, la lluvia ha hecho muchos estragos en tu despintada cabeza de madera.


viernes, 1 de agosto de 2025

EL TEJIDO DE DOÑA JOSEFINA


Josefina, la araña de la esquina

tejía con esmero las calcetas para su prima.

Tejía dos puntos y los destejía

pues le gustaba la perfección que lucirían

en las delgadas patitas de la negra Romana,

una simpática araña, hija de su tía hermana,

doña Venturosa, la que vivía en una antigua caja

la cual había servido para guardar halajas.

 

Se levantó temprano a comprar la parafina

y prepararse un apetitoso desayuno,

pero, ese día como acostumbraba doña Josefina,

se encontró con el gordo de don Bruno,

quien le contó de unos malvados bicharracos

venidos de muy lejos en unos apolillados sacos.

 

Don Bruno muy, pero muy asustado

corría por el barrio con ojos desorbitados,

prohibiéndoles a los niños pasar por aquella esquina,

pues esos malvados los cazarían para su cocina.

Doña Josefina terriblemente alarmada

tejía las calcetas y luego las desarmaba

de los nervios que tenía esa mañana temprano,

nadie con esa noticia, tendría el juicio sano.

 

Así que sin pensarlo  más llamó a la policía,

a unos grillos fortachones, amigos que ella tenía,

a unos saltamontes armados con aguijones

y todos al mismo tiempo se pegaban empujones.

En el carro lanza agua, llegaron Juan y Pablo

se apostaron cautelosos cerca del viejo establo

a expulsar los malhechores de inmediato de la calle

y se fueran rapidito a volar sin más detalles.

 

Doña Josefina alarmada tejía sin terminar

esperando le avisarán que ya podía desayunar.

Su prima llegó corriendo con la noticia esperada

los bichos y sus maletas salieron de sus moradas

dejando un alboroto por donde ellos pasaban,

mientras todo el pueblo de verlos tiritaba.

 

Por fin volvió la paz a reinar por  ese día,

los bomberos y los otros alegres se despedían

y doña Josefina descubrió que esa mañana

en vez  de las calcetas para su prima hermana,

había tejido una enorme y fea calceta morada

que la deshizo  molesta muy, pero muy enojada

y pensó que no era su modo,  tejer de esa manera

que por todo el trastorno se le mezcló la sesera.

 

Ahora teje que teje sin miramientos

ya tiene más claros sus pensamientos.

 

  

martes, 15 de julio de 2025

ATÓNITA INTERRUPCIÓN


 

El tiempo se detuvo esta mañana justo a las ocho, cuando una abeja se alistaba para asaltar una rosa. Los grillos quedaron con sus violines a medio guardar y una gota de rocío quedó suspendida ante mis ojos,  reflejando una pregunta inimaginable. Qué maravilla pensé, paralizada por la sorpresa, viendo  mi rostro reflejado en esa gota cristalina.

 El viento batió sus alas en una pausa sin emitir un sonido y el reloj universal se detuvo sin  explicación. No hubo caos, el silencio fue el dios  del momento y por primera vez abrió la boca de alegría y se  recostó sobre sus laureles.

Las hormigas quedaron atónitas con su carga mañanera, sus  antenas elevadas, prontas a seguir una ruta desvanecida por la interrupción. Todo parecía normal aparentemente, pero había que comenzar la rutina o el mundo se convulsionaría después, cuando faltara el tiempo y el hombre anunciara una catástrofe por la pérdida en  sus ganancias.

Por eso y  haciendo un fallido carraspeo, el ruido se impuso y sacudió al tiempo con fuerza, dándole la cuerda necesaria. El reloj volvió a latir su acompasada marcha justo un minuto pasadas las ocho de la mañana.

Lo interesante fue que, nadie, salvo yo, se dio cuenta de esta insólita interrupción.

martes, 1 de julio de 2025

MADRE


 

Madre, te vas volviendo invisible cada día.

Apenas rozas los muebles y pasas como un halo

escapando de la noche.

Nadie escucha tu reclamo,  el  cantar de tus melodías,

los poemas que recitabas de memoria.

Nadie te llama con voz de niño, y pide un beso de buenas noches,

 sin embargo,  no dejas de enumerar las tareas que ya no haces,

solo te vuelcas en todas las cosas dejando el aroma de tus manos.

 

Madre, ¿estás despierta? Puedes oírme murmurar,

lo triste es que estés aquí mismo, pero ausente,

ajena al trajín de tu casa, de las flores de tu jardín,

al corretear de tus nietos, desordenando tus pensamientos.

 

Sabemos que ya no  volverás, el tiempo selló tu entendimiento,

urdió una tela invisible a tu alrededor,

te trasladó a una dimensión desconocida

donde no hay nexos con el pasado, presente y  futuro.

Madre, tus hijos ya te están olvidando,

como un mueble que yace en el rincón sin uso,

mas tú no te alteras, no reclamas como antes,

 vagas  en un mundo diferente,

 conversas con fantasmas del pasado que atraen tu  atención.

 

Madre, ensimismada en  un punto invisible

te dejas llevar como un niño,  mientras te alimentan,

te cambian las ropas, te peinan los cabellos,

mientras Ibis, una de tus hijas, entona y te invita a cantar con ella,

eso te gusta, tu memoria  trae el verso y tarareas,

es hermoso  escucharte como si revivieras por un instante,

y vuelves a estar entre nosotras

hasta que termina la melodía…

Hasta que te alejas, sumida en mundos lejanos.

 

lunes, 16 de junio de 2025

EL HOMBRE VIRUS

 

El hombre virus camina por ahí, se desliza furtivamente por la pared vecina,  atisba que no haya nadie cerca  que lo pueda aniquilar con un pulverizante que los mismos alienígenas han entregado para su aniquilación. Está orgulloso de su semejanza con el humano, le costó, pero al fin logró confundir a sus víctimas. Es tan dañino que la tierra lo ha tratado de expulsar en reiteradas ocasiones sin resultado, siempre encuentra un aliado que lo defienda y lo esconda.

Su apariencia es muy semejante al homo sapiens, ha adquirido sus modales y  su aspecto que puede pasar desapercibido entre la muchedumbre, solo que es una careta para poder seguir eliminando  al humano, según el mandato de sus superiores o sus  creadores. No a todos van a eliminar, solamente a aquellos seres rebeldes a sus órdenes,  a los que no creen en nada y siguen  su batalla sin que los amedrenten  sus amenazas.

El hombre virus está satisfecho de haber sido el portador de un problema más potente y letal, él mismo sabe que es  un ente que  se apodera del cuerpo de los ancianos y débiles y despachándolos para el otro mundo. Los alienígenas que no están de acuerdo, luchan contra  esta nueva orden nacida de la codicia de ciertos humanos aliados con otros seres diabólicos, (los draconianos) que prefieren este planeta para sus fines destructivos y para estrujar las riquezas que yacen aún en la madre Tierra, sin  importarles que mueran los animales como también los hombres. Estos  seres se han apoderado de las mentes de los gobernantes, y los manejan como títeres a su propio interés. Lo terrible es que se alimentan de sangre, sobre todo de niños, de jóvenes y desaparecidos, que nunca son encontrados. Normalmente viven en cavernas  muy profundas,  y allí los retienen hasta ser aniquilados. Son seres muy “adelantados” venidos de otros planetas, tecnológicamente están muy bien adiestrados. Por el momento no quieren mostrarse en público, prefieren invadir la tierra lentamente, apoderándose  de las mentes de individuos que les harán más fácil la tarea.  Además están muy cómodos y protegidos que no necesitan hacerse visibles. Trabajan en la oscuridad, asechan a sus víctimas con ayuda  del hombre virus, algunos jóvenes descarriados son fáciles portadores de su maleficencia, les facilitan la infección hacia los adultos mayores o los débiles.

El hombre virus, tiene la apariencia de un hombre, pero es la creación de mentes diabólicas que  desean este planeta para sus propios beneficios. Ahora pretenden vacunar a todos los individuos del orbe, con el pretexto de combatir este virus, pero nuevamente  él se ríe y todos los que  lo crearon también, es una fantasía, una trampa astuta e ingeniosa de los draconianos  que se están apoderando paulatinamente de la Tierra, como lo estaban haciendo en tiempos remotos, esclavizando a los humanos para adquirir los metales y la sangre de los primeros habitantes del planeta. Solo que les fue mal,  otros alienígenas, de brillante luz, los expulsaron hacia el inframundo de la Tierra. Ahora, después de amenazar a la humanidad con diversas  epidemias, han encontrado este virus que es más efectivo y  rápido para sus propósitos.

Lo único que el humano posee para su defensa, es un antivirus entregado por  los seres de luz y que aleja a este  engendro del mal  muy lejos de su aerosol. El humano, debe unirse y derrotar a esa élite de seres que  ya no son sino  una copia de terrestres sobre el cuerpo de un draconiano,  y  pretenden exterminar a los seres de este planeta azul. Solo el amor, la paz y la unión, harán imposible que  estos draconianos y su creación, puedan liquidar al humano de esta bella Tierra.

 


sábado, 31 de mayo de 2025

OTRO DÍA MÁS

 

 

El día se acerca a hurtadillas;

como un leproso hurga  en el basurero

 de la esquina,

descabeza el sueño con murmullos

 rumorosos.

 

Alumbra con ojos prosaicos la tierra,

la monotonía de las caras, piernas,

 calles, casas, rascacielos,

comida, carteles, empleos, crímenes,

 amores, prisiones blancas.

 

Acaricia con manos apergaminadas

las aceras hormigueantes

 de gusanos humanos;

toda esa ciudad erigida

 sobre el vacío abismo de la nada.

 

La miseria se derrama gota a gota

en pañuelos sucios de lágrimas viejas.

El día bosteza y vomita sus brillantes

semillas de angustia.

Con larga y oblicua mirada

en el azul de un amanecer eléctrico

surca  mercado abajo con alas desplegadas,

besando todo a su paso con besos tibios.

 

Es un enorme cóndor dorado

suspendido sobre la lenta marea del tráfico.

Amanece un día y otro día metalúrgico

en que la tierra resuena con chaparrones

de mineral amarillo brillante

para destacar más la miseria humana.


jueves, 15 de mayo de 2025

SIN PRESENCIA


 

Las sábanas reclaman tu presencia, están desorientadas, necesitan tu calor, acariciar la desnudez de tu cuerpo, besar tu pecho amable. Todo te recuerda y te aguarda. El invierno enfrió el ambiente, hay un rastro de melancolía deambulando los espacios, hurgando entre las cobijas.

Por la ventana se deslizan frágiles gotas de rocío, el aliento gélido del alba indica que fuera y dentro de la pieza, tú no has venido. No hay pisadas en mi puerta, sólo un semáforo parpadea a lo lejos aburrido de la espera, se duerme de tanto hastío. Mi corazón se desata en una lluvia agorera con la tristeza del tiempo que pasa frente a mi ventana.

¡Oh invierno!, besas con labios de hielo y quemas mis mejillas. No hay pañuelo que contenga estas horas enmudecidas. No hay un hombro que recoja un gélido abrazo. La brisa golpea suavemente los cristales, quiere que le deje el paso para calmar su prisa, mientras en el cielo relampaguea una nube en desafuero, se desata en inverosímiles lamentos.

Cuarto deshabitado de tu presencia, se oscurece y reina el laberinto indescriptible de la soledad. El deseo se evapora por entre las ranuras del olvido. No hay escapatoria, la espera yace petrificada en la puerta de calle. No quiere entrar ni salir, es sólo un quejido de bosques y cortezas congeladas de inanición, pareciera un centinela que ha quedado con su farol en medio de la vía férrea avistando a un tren que ya no existe.

¡Oh!, estación lúgubre y desocupada de calor. No tienes inclemencia, pasas y lo envuelves todo con tu capa indiferente, llenas de estiletes de cristal mi corazón abandonado en un lugar cercano al precipicio de la nostalgia.

¡Oh amado!, sin tu presencia el tiempo se hace eterno, sin el calor de tu abrazo, el invierno se ha hecho dueño de mi cuerpo.