viernes, 1 de marzo de 2013

EL PÉNDULO





Tratas de moverte, crees haberlo logrado, pero es pura imaginación, no te has despegado de esa pared ni un solo ápice. Piensas que los demás están  muertos, no hay  más ruidos que el acompasado caer del tiempo.  Nadie  habla, se queja o grita. Tú estás aterrado, sabes que  todo es consecuencia del péndulo. No se divisa, pero sabes que existe y que llegará hasta el sitio en que te hayas inmóvil. Quisieras  retroceder al pasado, aunque sea unas pocas semanas, días, u horas, sin embargo tu mente esta en blanco, ni siquiera logras recordar cómo te llamas o cómo luces. La incertidumbre aumenta a medida que tratas en vano de salir de esa posición. De pronto,  esa terrible campanada que te saca de la tensión para llevarte más allá del pánico. Te deja  semiaturdido, casi sin control de tu pensamiento que escapa y por un momento caes en un laberinto oscuro y  sin fin.
Vuelves en sí, ¿cuándo tiempo ha pasado? No lo sabes, ni siquiera puedes pensar con claridad sobre el momento que recién ha pasado ¿por qué estás perplejo? Comienzas a luchar  con esa fuerza que te clava al piso. Tal vez estás igual que los otros, y es sólo tu mente que manda las últimas  fotografías hasta agotar el disco duro.
Quisieras recordar, pero es tan difícil, no hay pasado en tu mente, no hay futuro, y el presente es imposible  describirlo.  ¿Cómo has llegado hasta esta situación? ¿Sabes acaso quién eres? ¡Nombre!... Buscas en vano en tu vacía caja, ¡un nombre, por favor! clamas. Nada, por más que luchas en encontrar una respuesta, tu memoria está borrada. Tratas de gritar,  mas  el silencio escapa por  una línea dibujada en  tu rostro. Te lo digo y no lo entiendes, sé que estás desesperado, pero no soy el más indicado a calmarte. Espera,  el péndulo está bajando, se abre una pequeña puerta, las campanadas  lo anuncian, el público afuera está a la expectativa. ¡Las doce!, sales pegado a una  plataforma circular y junto a los otros, dan unas vueltas, muy derechos, fijos como figuras de plomo con los rostros pintados. Se escucha un aplauso y  con un giro automático,  la tarima se esconde dentro  del gran reloj astronómico de la vieja ciudad de Praga. Ahora ¿sabes quién eres? Pobre Avaro, ya pronto te repararán, la lluvia ha hecho muchos estragos en tu despintada cabeza de madera.



5 comentarios:

  1. la avaricia sigue usando hoy día el mismo traje, uf, una de las figuras alegóricas de las debilidades humanas que incluye el reloj de Praga, como pecados capitales, sin olvidar la muerte, entre otras figuras de madera..., en fin, GENIAL el relato psicológico que has hecho del RELOJ de Praga.

    feliz domingo, comadre.

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  2. Excelente comentario comadre, así como lo dices, ese reloj tiene mucha historia, ya lo mencioné en mi cuento El Lapso , jeje, gracias por tu visita, cariños de Marianela.

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  3. EXCELENTE!!!, mira razones privadas me impiden pasar más seguido!!! no las voy a relatar acá, no es el lugar ni el momento, ni el derecho de hacerlo...pues no quiero que se enoje nadie conmigo!!!!
    beso gripales
    lidia

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  4. Gracias Lidia me alegra que te haya gustado mi microcuento, me imagino que estás enfermita con gripe, sopita de pollo y apapachitos ¿ya?, cariños de Marianela.

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  5. AMJ I'm glad that you liked. Thank you for visiting my blog.

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