martes, 1 de julio de 2014

EXTERMINIO



Hay gente nueva viviendo en este barrio. Antiguamente casi todos nos conocíamos: buenos días señora Tina, ¿Cómo está don Pepe? ¿Qué dice mi ahijada?, ¡cada día más grande!, y ¿los niños que no los he visto?, ah, están en la escuela, en fin, esas eran las diarias preguntas para iniciar una nutrida charla con los vecinos, pero desde hace un tiempo, hemos ido quedando aislados, la mayoría, por defunciones de mis antiguos vecinos, sin saludos y sin esas amenas reuniones mientras barríamos la calle, pues  a los nuevos inquilinos  sólo los miras muy de vez en cuando, y apenas  levantan una ceja si esperas que te saluden como corresponde.
Recuerdo con nostalgia los años 2000, ¡qué tiempos aquellos! No le dábamos importancia a las noticias,  anuncios de que seríamos invadidos por extraterrestres, que naves no identificadas rondaban nuestro cielo, nada, nos reíamos haciendo chistes. Pero la realidad ha ido cambiando nuestro modo de vivir y de pensar, ahora, todos te miran con desconfianza,  podrías ser uno de ellos y nadie se arriesga a creer de primera vista que tú no eres alguno de esos invasores.
Cuando se supo por el año  2012 que se podían hacer trasplantes de rostro, pensamos que era como un milagro que personas con caras, desfiguradas por algún accidente o ataque  animal, pudieran tener la posibilidad de vivir una vida más normal, sin ocultar su rostro deformado, eso sí, fue un gran adelanto. Pero nadie pensó que  ese adelanto de la medicina, sirviera a seres invasores, como recurso para sus fines  de apropiarse lentamente de nuestro planeta.
Ahora cada vez que alguien pasa por mi lado temo mirarlo a los ojos y descubrir que han comenzado a llegar a mi barrio. Un amigo me lo dijo, tienen un defecto en los ojos, por eso usan lentes, pero ¿cómo saberlo? Si ya nadie te mira a los ojos, las miradas se desvían y pasamos temerosos a ser atacados, si perciben que los has descubierto. También dicen que sus dientes son más puntiagudos, pero igual, ¿cómo podría averiguarlo si no te hablan, y menos te sonríen?
Alguien dijo que son caníbales o algo por el estilo, que para apropiarse de los rostros, salen de cacería en las noches y se adueñan  de las víctimas, les sacan los órganos y  hacen implantes en sus cuerpos  que aún no se han adaptado muy bien a la tierra y de vez en cuando, necesitan cambiar alguna de sus partes.
Del barrio sólo queda mi amigo  Carlitos, pero está tan viejo que ya no le permiten sus piernas ir a caminar como antes,  así que voy a atreverme a salir con mis noventas años a cuestas y caminaré hasta su puerta. Debo ser cauteloso, no despertar sospechas a la infinidad de mascotas electrónicas que están apostadas en los jardines y puertas de estos nuevos residentes. ¿Quién sabe?, en este año 2060 han introducido nuevos métodos de controlarnos, si son extraterrestres, puede que ya me tengan  dentro de la lista vecinal de exterminio.

4 comentarios:

  1. a modo de crónica, vislumbro el desarrollo del relato. ME GUSTÓ.

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  2. Gracias comadre Ro, ahora hay que cuidarse de los vecinos, uno nunca sabe que puede encontrar. jajaja Besitos de Marianela.

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  3. Jorge Etcheverry Arcaya Buena escatocrónica, me gusta ese género

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  4. muchas gracias Jorge, es un género que me gusta mucho, saludos de Marianela.

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