Abrió la puerta y
cayó fulminado por un tiro.
El proyectil le atravesó la cabeza en un instante. Al comienzo la mujer
quedó como sonámbula, no atinaba a nada, su cuerpo paralizado por breves
segundos, quedó en la misma posición, hasta que los gritos de su hija la despertaron
de esa amnesia temporal, -creí que era un ladrón, balbuceó.
-¡Madre!, ¿qué has hecho?, le cuestionó con golpeada voz. La mujer soltó
por fin el arma que cayó estrepitosamente junto al cadáver del hombre. En ese
momento, lo miró con ojos desorbitados, lanzó un grito y quedó sin sentidos.
Rápidamente la hija se abalanzó
sobre el cuerpo inerte del hombre, auscultándolo en un vano deseo de que
estuviera con vida, un sollozo abandonó su garganta, ¡padre, padre, no puede ser!, exclamó con
dolor.
La escena no podía ser más patética, la joven se miró las manos, estaban
manchadas de sangre, fue en ese segundo que despertó de la pesadilla con un
grito apagado oscilando en su garganta, mientras el sudor corría por su rostro.
Alguien prendió la luz y corrió a su lado, la abrazó con ternura, pasándole
una toallita por su cara, le preguntó -si era la misma pesadilla que la asaltaba noche tras noche.
-Mamá, tienes que tener cuidado, en mi pesadilla matas a mi papá con una
pistola.
- Cálmate hija, en casa no tenemos pistolas, así que duérmete de nuevo y piensa algo más
agradable. ¡Oh, mamá!, como si no supieras que los sueños no se programan,
vienen solos y se convierten en malos sueños sin que tú puedas impedirlo. Creo
que esto me está volviendo loca,
contestó la joven con cara preocupada. La madre pasó sus manos por los cabellos de la hija y la abrazó. -No temas, no es nada,
duérmete, tranquila, le dijo dulcemente. Después de unos minutos salió de la
habitación apagando la luz.
Allí estaba la joven, cuando sintió los pasos al subir la escalera, puso atención, miró la hora era
la una de la madrugada, su madre dormía en la siguiente habitación, pero su
padre aún no llegaba del trabajo, era nochero de una estación de gasolina y
normalmente salía a media noche, pero por culpa de la locomoción su horario de
vuelta a casa variaba. La muchacha no entendió, si seguía despierta o estaba en otro sueño, juraría
que escuchó a su padre llegar. Puso oído y nada, ni un solo ruido. Pensó que
podría ser producto de haber estado semidormida. Se levantó y encendió la luz,
fue hacia la pieza de su madre, pero allí no había nadie, se quedó sorprendida,
tal vez fue ella la que bajó momentos antes, miró hacia el primer piso, pero no
habían luces encendidas, eso le extrañó mucho más, con precaución bajo los
peldaños uno a uno, hasta llegar al comienzo. Una brisa le sacudió el cabello y la bata,
prendió la luz de la sala y allí los vio, la puerta de calle
entreabierta, el padre en un charco de sangre y la madre tirada a un lado. La
joven dio un grito angustioso, y como una ebria retrocedió confundida y
horrorizada con la escena, subió corriendo la escalera y llegó precipitadamente
al cuarto de su madre, y allí la vio dormida junto al padre. Retrocedió con un
sentido de alivio, su cuerpo aún temblaba, entonces pensó que de
nuevo estaba en el mal sueño, sus padres
dormían plácidamente. Algo le llamó la
atención, sobre la mesita de noche de su padre había un arma, sintió que sus cabellos se engrifaban, pero
trató de calmarse, cogió el arma y la guardó dentro del cajón, posiblemente era
la pistola que su padre usaba en la vigilancia. De todos modos era mejor que
estuviera guardada.
Volvió lentamente sus pasos hacia su cuarto y cerró su puerta, luego se acostó más tranquila. Sí, había estado soñando de nuevo.
Al día siguiente se levantó como de
costumbre para irse a su trabajo, el cuarto
de los padres estaba cerrado, sin meter
bulla se bañó y luego bajó a tomar desayuno y ahí los vio, tendidos en la entrada, el padre muerto de un
balazo en la cabeza y la madre de un ataque al corazón. Su primera reacción
fue subir a su cuarto y acostarse
para despertar de esa pesadilla, ¿cuál era la realidad y cuál el sueño? Pensó que si tal vez durmiera, podría despertar y, encontrar que todo era normal en su familia,
eso pensó. Paso a paso fue subiendo
lentamente los peldaños hacia su cuarto...
Joaquina Sánchez Fernández Cuánta imaginación!!.Muy bueno!
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ResponderEliminargracias querida Joaquina por la lectura de mi cuento, besitos de Marianela.