viernes, 1 de junio de 2018

OTRA NOCHE MÁS




La noche camina por mi rostro impávido,
deja surcos, precipicios interminables,
va  lentamente borrando memorias,
situaciones indeseables se alejan  en el ruido del silencio.
Las sombras permeadas de mis sueños vagan
sin control, cruzan mi almohada, hacen nidos en ella,
y oscurecen mi  iniciada somnolencia.

Otra noche más se deja caer sobre mi ventana,
mientras  afuera los perros taciturnos gimen sueños
desarticulados.
La penumbra me envuelve con su velo de tul estrellado,
titila en mi subconsciente y remueve los temores,
susurra una canción que adormece y voy cruzando
las estaciones olvidadas en donde soy sólo niebla
sin límites,
esencia de algo que ha traspasado el horizonte.

Perduran los grillos desvelados y tocan con maestría su sonata,
dejando en el espacio el dulce sabor de un recuerdo.
Se abren las puertas y ventanas, la casa desaparece
y vago por lugares  desconocidos,
soy sólo eso, una pluma flotando entre historias,
tragedias y sitios de dudosas  reputaciones.

Como mariposa voy de flor en flor,
espectadora y protagonista  a la vez.
Mi almohada da para mucho más,
es un aleph luminoso, y me permite atisbar
en el intrincado laberinto del subconsciente
el eslabón perdido de mi origen.

Las voces  del pasado interrumpen mi deambular noctívago,
me llevan a lugares desconocidos,
en donde las tinieblas hablan por entre sus  enredados cabellos.
No hay un segundo en que no desee ver las estrellas,
en noches infinitas de oscuridad
imagino sus destellos.


7 comentarios: