jueves, 1 de noviembre de 2018

ANTÁRTIDA




Misterioso continente, ensimismado en un tiempo de hielo.
Pareces fuerte y regio cuando el viento truena su arpa,
pero no, eres frágil,  dependiendo del milagro y  vaticinio
del cambio climático.
Estás ubicado en el punto más austral del planeta,
oscurecido  de todo contacto tibio,
y a la vez, preservas el secreto de la vida, cielo e infierno
se juntan en la soledad inclemente de un beso.

Junto a tus costas  se encuentran las encrespadas corrientes
del océano Pacífico y del Atlántico en donde se pierde  el horizonte,
y las mareas lanzan sus enormes carcajadas  a  los ocho metros,
como si nada.
Tienes una belleza salvaje, que florece en la adversidad desde tus entrañas,
animales grandiosos y arriesgados, te entregan sus descendientes
cada año, entre tus fríos y secos brazos.

Llegan a ti solitarias ballenas que cantan en soledad.
Pingüinos de negras capas anidan en la inhóspita tundra
arreciados de vientos glaciales en donde la vida es una quimera.
Pero ¡ah!, el milagro sí existe, y los polluelos sobreviven
por la tenacidad  de sus padres.
Pájaros diversos, te visitan cada año continente y océano blanco,
por breve tiempo se pueblan tus llanuras,  tus valles,
de graznidos y encuentros de parejas.

Los días se estiran somnolientos en verano,
con la luz del sol cada vez más tenue y necesaria.
No es lo mismo en invierno, cada ser vuelve a sus costumbres, lejos,
en busca del calor y el alimento.
Antártida, austral, bajo la indulgencia del clima,
eternamente guardas celosa, la gota de agua dulce,
entre tus manos gélidas y generosas.



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