Los
hombres de piedra siguen custodiando su isla. No recuerdan quién les asignó esa
tarea, hace ya tantas lunas y pelicanos que empezaron a cuidar el lugar de sus ancestros. Solo saben que allí poblaron este vasto territorio, alejado
de todo el continente, hombres como ellos, grandes y fortachones, que arrasaban
con cualquiera que llegara con ansias de conquista. Ellos se movilizaban,
recorrían a grandes zancadas la isla. Auscultaban el aire con sus anchas
narices, y estaban siempre atentos a los barcos que trataban de arrimarse a la
isla. La mayoría se acercaba demasiado y
quedaban destrozados por los arrecifes y rocas que protegían la isla. El oleaje llevaba a tierra los
despojos y maderos destrozados sin seres vivientes.
Los hombres de piedra tallaron sus rostros en enormes montículos de roca, sembraron las
estatuas monolíticas
humanoides a lo largo de
la isla, especialmente en espacios vistos desde el mar, para proteger y
ahuyentar a los osados invasores.
Isla de Pascua, junto a sus moáis
de piedra y esculturas talladas en
madera del árbol llamado Tolomiro, especie arbórea endémica de la isla ahora en
extinción, está situada en medio del océano pacifico, en el mismo sitio del ombligo del mundo, alejada de
toda civilización, lo que hizo que fuera muy difícil llegar a ella. Solo una
vez que los gigantes de piedra desaparecieron, dejando sus tallados custodiando
la isla, comenzaron a llegar los migrantes de la Indonesia, poblando y creando
la cultura Rapa Nui.
Hasta hoy en día, nadie sabe quiénes fueron los artesanos que tallaron la piedra en grande
bloques y que fueron trasladados a diversos lugares de la
isla. Aun se pueden hallar
piedrotas semi talladas, esperando la vuelta de los hombres gigantes
que aun no han retornado a recuperar su
isla.
Francisco Eugenio Arcaya Fredes
ResponderEliminarSensatez humana en líneas perdidas...
gracias amigo Francisco Eugenio, saluditos.
ResponderEliminarAncona Rigo
ResponderEliminarGracias x la información
Gracias a ti Ancona por leer, saludos.
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