Eso sucedió en tiempos remotos, dijo una serpiente que caminaba en dos patas y de
vez en cuando zigzagueaba por el desierto y todavía no usaba chaleco. Bueno,
aún no los necesitaban, pienso yo, eran unos tiempos de revoltijos. No había control de
los elementos, la Tierra estaba en formación, un día salía el sol y otro no
aparecía, no se podía contar en que el día sería apacible, para nada, Si era de
noche o de día o simplemente de lluvia desastrosa.
Por cierto, la batalla fue terrible, los seres malvados venían huyendo
de una galaxia que habían destruido y fácil escogieron la Tierra para
convertirla en su guarida de oscuridad.
Se aprovecharon que la cosa estaba para allá o para acá, no era ni chicha ni limonada, pero no se
imaginaron que los seres de luz ya se habían instalado en los espacios
alumbrados, claro que ellos eran de luz y todo lo iluminaban, sin embargo
existían partes indómitas que no se definían ni se dejaban controlar.
Los seres malvados, alienígenas muy oscuros, trataron de conquistar a
estos sitios sin resultado y al final se encontraron con los seres de luz y
comenzó la batalla. Fue horrible la hecatombe que se armó, aparte que la Tierra
estaba convulsionada por los elementos que no se ponían de acuerdo, surge esta
batalla campal, espantosa. Los seres de luz volaban por el espacio con sus
rayos luminosos, cegando a los oscuros los que recurrían a esconderse en las
cavernas naturales de las montañas, si
es que no sucumbían a la radiación de su luz. Así fue que los seres malvados se
radicaron en las entrañas de la Tierra y prepararse mejor para una batalla
infinita. Con los siglos el hombre apareció
entre los maizales, era un ser inocente y fácil de manejar, como la
arcilla y hasta él llegaron los seres malvados, haciéndose sus amigos y les enseñaron algunas cosas, pero todas esas enseñanzas eran como a odiar, a pecar, a
mentir, a apropiarse de lo ajeno, a ser envidioso, a comerse a los animales, a
asesinar por rencor, en fin todo lo que los seres de luz trataban de
persuadirlos que era malo, inculcándoles buenos
hábitos, a ser cuidadosos de la naturaleza y de los animales. Así fue
que a demás de combatir a los seres malvados que usaban los volcanes para atacar
a los seres de luz, también estos seres oscuros le enseñaron al hombre a
fabricar armas de destrucción masiva y
otras maldades, porque como los oscuros nunca podrán apoderarse de la Tierra la
quieren destruir con la ayuda del hombre que ya no es inocente ni otro cuento,
y está totalmente negado a cuidar su entorno. Ahora la tarea de los seres de
luz se ha complicado, deben despertar al hombre que yace como en trance y
hacerle ver lo que pasa por escuchar voces oscuras, hacer que recapacite antes de que sea tarde
para él y su descendencia porque por escuchar a los oscuros, tienen al planeta
con recalentamiento global, polución en los mares, bosques desérticos, hambruna
total. Los malvado están felices creen que han ganado, pero se equivocan la
batalla continua, el hombre poco a poco recapacita, no tiene otro planeta en donde asilarse, otro que tenga las
propiedades de la Tierra y pueda sobrevivir. Ahora, debe unir fuerzas y luchar
por recuperar la naturaleza.
A la serpiente no le gustó el final, se aleja refunfuñando y entre
dientes dijo: “que te lo crea tu abuelita”.
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