domingo, 15 de noviembre de 2020

EL TERROR




 

El  terror escapa de las fauces de la oscuridad. Deambula por las calles ocres de presagios, cubriendo a los individuos que caminan con su temblorosa certidumbre. Nadie se atreve a abrir las ventanas o  atisbar tras los visillos. El aire  se llena de un abismo insondable de inquietud.  El terror se encuentra con su propia imagen reflejada en una vitrina y se espanta, tiembla convulsivamente, es como si le hubiera atacado un virus contagioso y  en cada lugar deja un rastro de infortunio.

La situación está fuera de control, los periódicos anuncian un desborde de palabras agresivas que se derraman furtivamente sobre la ciudad, letras que dicen cosas horribles como, invasión,  terrorismo, golpe de algo,  sedición, tortura, asesinatos, blasfemias, mentiras, usurpación, mano negra, violaciones. No hay palabras de conciliación, se han borrado de todas las páginas, incluso, están prohibidas en las revistas y los medios de comunicación.  En  la tele  y la radio son  marcadas con un pitazo, por lo tanto nadie las puede escuchar. El terror, no sabe qué hacer para cambiar  su estatus y poder calmar al humano. No está  en sus manos ser diferente, fue confeccionado con  artimañas y lacras del poder. La paz yace maniatada con una venda en sus labios, la paloma  se marchó lejos y la población aterrorizada se atrinchera en sus hogares esperando lo peor.

El terror se fatiga, siente escalofríos, no quiere ser así, se detesta, no sabe cómo llegó a ese extremo en que todos le temen, menos sus amos que lo utilizan salvajemente para mantener un dominio. Alarmado por su condición catastrófica, corre calle abajo, trastabillando, aún  tiene tiempo, ha escapado y  con una fuerza increíble se dirige decidido hacia la costa, antes que le den alcance, entonces se hunde en el inmenso mar esperanzado en que todos olviden su nefasta realidad.

domingo, 1 de noviembre de 2020

APARIENCIAS

 

Vivimos de apariencias cada día que pasa.

Se ha hecho una mala costumbre, difícil de conllevar.

Fingir, algo que no lo es, un sentimiento que no se tiene,

palabras que suenan huecas y llenan la boca

de inútiles y desagradables mentiras.

 

Apariencias que engañan al pasar tantas veces

adoptando muecas, posturas que no sincronizan con nuestros hábitos,

frases soeces que dejan un rastro de incredulidad.

Alas rotas se elevan escondiendo  grietas,

espasmos, vicisitudes tenebrosas que nadie debe observar.

 

Apariencias te rodean como una piel sobre tu piel,

no te dejan respirar,

sentir  que el aire engañoso entra por tus poros

y el resentimiento se viste con su mejor postura.

Un mundo programado se agiganta avasallando principios y

virtudes.

Un espejismo nos rodea mostrando un mundo ficticio

en donde se  esconden situaciones  que no queremos admitir.

El espejo sólo refleja imparcial, la cara oculta, la realidad desnuda,

desvalida, sin protección ante la mirada escrutadora del vulgo.

 

Vivimos un mundo que se ha acostumbrado a falsear la verdad,

con el fin de destacarnos, y ser tomados en cuenta,

recibir la admiración  de los demás, sembrar la envidia

 y ocupar   el lugar privilegiado que a veces

no nos corresponde , pero que sí admite, la corrupta sociedad.