miércoles, 15 de junio de 2022

DECIR TE AMO


Mírame,

estoy a punto de decir: te amo.

En la boca se desliza la silueta de un beso

y en mis manos la suavidad del tacto

prende la piel en una hoguera.

Mírame con esa mirada,  deshiela  inviernos,

desnuda los árboles, haz llorar el cielo.

  Tus ojos,

encendiendo  flamas en la oquedad de la noche,

tienen mi corazón prendido a tus palabras.

Paso a paso hemos recibido el mensaje,

en el alba y al cenit voy hilvanando las sílabas

adecuadas y formar la palabra “te amo”.

 Y pienso,

cómo decir,  te  correspondo,

en cada abrazo, en cada beso,

en la mirada emotiva, siempre hay ternura

al pronunciar tu nombre.

No temas, bien mío,  estoy aquí

esperando el abrazo, el susurro que volverá

el rubor a mis mejillas.

 Decir: te amo, en lo rutinario del día

en la  tibieza de la noche,

en el abrazo, el roce,

en el susurro y el beso enternecido,

es parte primordial en nuestro camino

y en todo nuestro cuerpo hay un te amo, hilvanado a la piel,

escapando de  los labios en un instante sempiterno.

 Cada día con su noche todo mi ser te dice, te amo.

Es un lento caminar  que nos  ata

a las rudas piedras del sendero,

mas, estando juntos,  se hace más fácil la jornada

aferrados el uno al otro, al mismo destino.

 Bien mío,

una mirada de tus ojos enamorados

sosiega inquietudes del mañana.

Eres como un bálsamo  de infinita ternura,

acallas con  calma los absurdos de la vida.

 

Mírame amor,

estoy a punto de decir: te amo,

decir, eres más allá de lo posible,

la razón de mi existencia en este mundo.

 

    

miércoles, 1 de junio de 2022

EL VIEJO DEL SACO


 

Dicen que el viejo del saco se murió, cansado de cargar con tantos niños desobedientes y de luego convertirlos en animales.

Dicen  que su bolso se rompió en una esquina con el peso de los niños y que por ahí se escaparon unos cuantos. Lo malo es que al salir del saco, se iban convirtiendo en animalitos de acuerdo  a la gravedad de sus maldades, así como unos en burritos, perros, gatos, loros, cabras y otras tantos animalitos inimaginables. Primeramente  ellos  comenzaron a vagar por las calles en busca de sus hogares.

Sin embargo, dicen que nadie de sus parientes los reconoció y los espantaron a escobazos y otros artefactos, en efecto un burro recibió de su abuelita un pantuflazo en la oreja, otro un zapatazo en el lomo y hasta usaron piedras y palos.

La gente lloraba por los niños desaparecidos pero obviamente no los reconocieron bajo la forma de animales, de todos modos al viejo del saco lo acusaron a la policía, pero en su saco no hallaron nada anormal, salvo un hoyo en el fondo.

El viejo se enojó mucho pues algunas veces los mismos padres amenazaban a los niños con su saco y ahora le acusaban de su desaparición, así que decidió irse lejos, por cierto que todos los animales lo siguieron, querían entrar a la bolsa para ver si los convertía en niños de nuevo. El viejo sabía el truco de convertirlos en animalitos, pero no sabía cómo devolverles su apariencia real.

Dicen que los animales no lo  dejaban tranquilo, ni dormir ni comer, ni nada con sus  estrepitosos lamentos, sobre todo de los burros, perros y gatos que ladraban maullaban y hacían un ruido espantoso que al viejo de saco le dio tanta rabia que le vino un ataque al corazón.

Bueno, eso es lo que dicen los chismosos, y entonces  milagrosamente los niños desobedientes aparecieron súbitamente cerca de sus domicilios sanos y salvos.

Del viejo del saco nadie sabe nada pero no hay que descuidarse, se rumora que puede que aparezca de nuevo, cuando  alguien  se acuerde de él y  comiencen a amenazar a los niños con llamar al viejo del saco.