Justo
a las cero horas de la noche, del día 24 de diciembre, un anciano gordito corría desesperado y desnudo
cerca del Mapocho. Se veía muy mal, con un ojo hinchado por un golpe, además de
cabellos y barba desgreñados. Pedía
ayuda, que alguien detuviera a los ladrones y llamara a carabineros.
Hablaba de que lo habían asaltado cuando el semáforo estaba en rojo, algo así como un “portonazo”. Fueron ocho
individuos con cara de duendes malos. Lo peor era que podría perder
la pega, pues le robaron su trineo, un Lamborghini, sus perros
disfrazados de renos, toda su ropa y los bolsones que eran de gran valor para
los niños. Por cierto los desalmados, le dieron un combo en el ojo izquierdo,
por tratar de creerse el Viejito Pascuero.
viernes, 15 de enero de 2016
viernes, 1 de enero de 2016
CREPUSCULAR
Se desglosa
la tarde en mil partículas
como las cuentas de un rosario al caer.
Un suave deslizar de hojas
al roce del césped,
lanza un breve lamento seco.
Las aves revolotean en busca de un nido
y otras enfilan su adiós hacia lejanos lares.
Un barco de carga silba en el viento
su lamento de fierros,
va dejando sus lágrimas
en una estela que cruza el mar.
Los cerros se bañan con los últimos rayos
y los arreboles se disputan el cielo.
La araña va tejiendo de sombras el atardecer
y poco a poco avanza sobre los tejados.
El gato despierta y se lame los bigotes,
mientras el perro se acomoda en un rincón
y, en el hueco de mis pupilas
voy recolectando
los brillos de la noche
cuando sacude su negra cabellera.
Todo se desglosa en magníficas circunstancias
al caer el telón del día.
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