La noche camina por mi rostro impávido,
deja surcos, precipicios interminables,
va lentamente borrando
memorias,
situaciones indeseables se alejan
en el ruido del silencio.
Las sombras permeadas de mis sueños vagan
sin control, cruzan mi almohada, hacen nidos en ella,
y oscurecen mi iniciada
somnolencia.
Otra noche más se deja caer sobre mi ventana,
mientras afuera los perros
taciturnos gimen sueños
desarticulados.
La penumbra me envuelve con su velo de tul estrellado,
titila en mi subconsciente y remueve los temores,
susurra una canción que adormece y voy cruzando
las estaciones olvidadas en donde soy sólo niebla
sin límites,
esencia de algo que ha traspasado el horizonte.
Perduran los grillos desvelados y tocan con maestría su sonata,
dejando en el espacio el dulce sabor de un recuerdo.
Se abren las puertas y ventanas, la casa desaparece
y vago por lugares
desconocidos,
soy sólo eso, una pluma flotando entre historias,
tragedias y sitios de dudosas reputaciones.
Como mariposa voy de flor en flor,
espectadora y protagonista a la
vez.
Mi almohada da para mucho más,
es un aleph luminoso, y me permite atisbar
en el intrincado laberinto del subconsciente
el eslabón perdido de mi origen.
Las voces del pasado interrumpen
mi deambular noctívago,
me llevan a lugares desconocidos,
en donde las tinieblas hablan por entre sus enredados cabellos.
No hay un segundo en que no desee ver las estrellas,
en noches infinitas de oscuridad
imagino sus destellos.
Irma Carvajal Vega muy hermoso gracias
ResponderEliminarMuchas gracias estimada amiga Irma.
ResponderEliminarAmelia Arellano BELLO!!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias estimada Amelia, besitos de Marianela.
ResponderEliminarVeronica Verdugo Urrutia Hermosa forma de expresar sentimientos y emociones
ResponderEliminarmuchas gracias estimada Verónica, cariños de Marianela.
ResponderEliminarMe gusta tu poema, tiene una candencia plena, abrazos Marianela!
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