miércoles, 15 de octubre de 2025

EL RUIDO


 

De nuevo el golpe,  no sé de dónde viene, no es fuerte pero lo escucho y no me puedo concentrar. Hay veces que percibo  una música. Trato de calmarme de que puede ser la gente que vive en el otro departamento de está casona. No debo quejarme,  el problema es que  me gusta el silencio, puedo escribir con más tranquilidad, sin embargo ese golpe me asusta, desconcierta, no es de un martillo que alguien esté haciendo alguna reparación, no, es algo monótono como una gota de agua, que cae después de una  pausa, y hace ola en mi oído, multiplica su cadencia.

He notado que los otros inquilinos me esquivan,  nunca se cruzan en mi camino, es como si esperaran a que me vaya o entre a mi departamento para ellos hacer sus movidas, muy extraño. Claro que no me preocupa, desde que vivo aquí, hace cuatro meses que no me incomoda no hacer amistades en el sitio en donde vivo, así es mejor, mi propósito fue encontrar este departamento en un área casi deshabitada con muchos árboles alrededor. El autobús me deja a cuadra y media y puedo caminar sintiendo el beso de la brisa y el ondular de las ramas en señal de saludo. Normalmente si llego de tarde, veo luces en los otros departamentos, un poco de música y murmullos, es todo lo que escucho cuando abro la mampara.

Sin embargo, desde hace unos días que cuando me preparo para descansar, comienza ese ruido que no me deja concentrarme, es algo monótono, no puedo localizarlo ni descubrir que es. Lamentablemente no estoy aquí durante el día, estoy trabajando con mis alumnos y  me olvido esperando que  ya no continúe.

Como hoy llegué un poco temprano, veré de dónde viene ese ruido o si ya se acabó, pondré  mucha atención. Me llamó la atención que en los otros departamentos no hay bullicio, está todo en silencio y son  las siete de la tarde, es muy  sorprendente.

Hay un sótano en esta casona, nunca he bajado, dicen que  abajo está  la lavandería. La verdad es que yo no la uso, pues llevo mi ropa a casa de mi hermana y allí la lavo. Bueno, bajaré a inspeccionar. La luz es muy tenue, no sé cómo  hacen los otros para ver mejor. La escala tiene un descanso y da una vuelta. Puedo ver las lavadoras y secadoras en un costado. Por lo que se ve nadie las está ocupando. Ah, ya veo, hay un lavaplatos  bajo mi  cuarto, supongo, y tiene una gotera. Después de apretar muy bien la llave, diviso otros cuartos cerrados, pero no me gusta estar aquí es muy lúgubre, así que me vuelvo a mi  departamento. Me imagino que ya  han llegado algunos de mis vecinos pues se escucha música, me iré a descansar.

A las dos de la madrugada me he despertado con ese ruido, primero que nada yo cerré esa gotera, y lo otro es que me extraña sentirla  como si fuera en mi piso, me levanté mal humorada, y revisé todo  pero aquí no es, y  no sé cómo se escucha tan fuerte, si estoy en el piso de arriba, no debería escuchar nada.

No me  atrevo a salir de mi habitación, trataré de relajarme y dormir con unos algodones en mis oídos. Hoy voy a ir a conversar con el agente corredor de propiedades y mencionarle eso del ruido, sobre todo en las noches.

La secretaria me dijo que le dará mi reclamo  al jefe que no se encontraba en ese momento y yo no podía esperarlo,  mencionó que tal vez mande a alguien a ver eso.

Me fui más tranquila a mi trabajo, cuando llegué a la casona había sonido de música y un murmullo como de una colmena de abejas, pero del otro ruido nada. me acosté y me dormí muy rápido, pero desperté a media noche por otra clase de sonido, era como de un compresor. Prendí la luz y mi pieza lucía diferente, casi me desmayo de la impresión,  el cuarto era como la sala de un hospital, me  apreté con fuerza el brazo para despertarme, tal vez estaba en  una pesadilla. Sin embargo,  todo seguía igual, sentí que mi cuerpo pesaba mucho y apenas me pude mover, todavía sigo en el sueño pensé, ¿qué me está pasando?

En ese instante entró una enfermera al ver la luz encendida, yo la miré extrañada y ella trató de calmarme, me aseguró sorprendida que  hacía un tiempo que me hallaba en coma por un accidente y que era un milagro que despertara. Me quedé atónita, pero yo… la casona… calma, calma ya recuperará la memoria, lo importante es que  despertó… ¿Y, el ruido?, le pregunté con temor.   Ah, ¿eso?, es el compresor que administra  oxigeno al paciente del otro cuarto,  contestó sin inmutarse por mi estado de ansiedad.

 

 

 

miércoles, 1 de octubre de 2025

A CONTRALUZ


 

Quien mendiga una mano en medio de la tempestad,

noche,

y se haya naufrago a  la deriva sin nada que lo cobije

vive a contraluz, en soledad, sin calor, ausente de amigos.

Bajo los displicentes faroles están las huellas hollando memorias

y el tiempo las cubre con misericordiosa sombra.

 

Se queda el grito apagado y sin ruido pidiéndole al cielo la mano negada,

la palabra no dicha, el abrazo no dado,

huérfano, escondido entre cuatro paredes, suplica, gime

en soledad terrible.

 

No hay nadie a su lado, el vacío lo rodea, es como estar

en medio del pantano, circundado de ojos siniestros,

sin más luz que la curiosa mirada de la luna.

Tiembla el cuerpo, se dispara el pensamiento,

abres los ojos y no ves nada, gritas y la voz

se pierde tras un piar de pájaros, sigue el ruido

del agua y rápido se aleja.

 

Un halo inquisitorio revuelve tus ideas, asoman  miedos

ancestrales, alejan todo contacto humano,

entonces huyes, el temor es más fuerte

y te escondes en el rincón del desamparo,

apagas tu relación con el tiempo, te quedas taciturno,

sumido en algún lugar del cosmos.

 

Esta postura es desastrosa, hay que buscar la salida,

encuentrar el eslabón y llegar a su principio,

rescatar el pensamiento obnubilando por lugares perdidos.

Sendas donde crecen  obstáculos interfiriendo

toda reconciliación con el presente.

 

El espejo tiene una mirada retrospectiva,

muestra lo que no quieres ver, lo dejado en una curva

insidiosa del destino.

No es tarde,

las manos siguen en el aire a punto de  encontrarse,

abre los ojos a la realidad,  deja de vivir a contraluz,

hay un espacio  esperando, palabras

esparcidas,  dejadas sin escuchar  reclamos,

un sinnúmero de circunstancias esperan tu regreso.

 

Despierta, mírate en el dintel del nuevo día,

abraza la frescura del alba y con nuevos bríos

da un paso adelante, en un prometedor camino.

lunes, 15 de septiembre de 2025

DIMENSIÓN DE PAPALOTES


 

Un volantín se ha escapado hacia el infinito. Ensimismado de azul cruza constelaciones desconocidas. Allí se encuentra con otros volantines perdidos en el espacio, que se balancean pacíficamente entornando sus colas  al compás de una melodía celestial.

El volantín no puede creer  lo que ve, miles de  papalotes de colores indescriptibles, figuras nunca antes vistas, le saludan con precaución porque ven que parte de su hilo ha sido cortado por el peligroso hilo curado, una especie de pegamento compuesto con  polvo de vidrio que criaturas malvadas usan en las festividades de volantines con el fin de ganar y derribar a sus competidores de malas maneras, arriesgando la vida de  inocentes niños o adultos por cortaduras mortales.

El volantín se da cuenta del temor de los otros al acercarse. Y se disculpa avergonzado, informando que él no tiene ese maligno filamento, por el contrario fue víctima de un competidor que sí tenía esa clase de malévola mezcla.    

Los papalotes se acercan y lo consuelan. Le cuentan que está en la dimensión de los papalotes, donde de alguna manera llegan volantines de la tierra y también de otros planetas. Que allí se reúnen todos los volantines que son despreciados por tener alguna fallita u otra falencia, como una grave rotura y que  deambulan por el cosmos. Bueno, luego de llegar allí, se recuperan y vagan felices haciendo piruetas y  encantando  a los astros que los admiran mucho por traerles una distracción agradable a lo largo del espacio sideral.         

 

lunes, 1 de septiembre de 2025

VALPARAÍSO EN LLAMAS


 (Abril 12-13  de 2014)

Un abanico de fuego se eleva sobre el borde  de los cerros,

lame con audacia los vientres de las nubes hasta hacerlas sonrojar.

La hoguera  acrecienta su poder  en los brazos del siroco

y consume todo a su fatídico encuentro.

 

No es la primera vez, los porteños lo saben y pagan las consecuencias

por dementes desquiciados que no se detienen en su afán de destrucción.

El fuego alimentado por todo lo servible e inservible avanza despiadadamente

sobre los hogares que le salen al paso.

Las lenguas  voraces acallan el rumor del agua, las súplicas de los árboles,

llenando su ardiente caudal, de nidos e inocentes animales y aves.

 

Todo es consumido con ávido apetito que avanza más allá de la desgracia,

de lo inimaginable,

dejando  sólo  un carbón encendido sobre  el arcoíris del puerto.

Las pérdidas humanas son cuantiosas,

irreemplazable en el corazón de sus apesadumbrados deudos,

el fuego no es amistoso cuando es liberado de sus cadenas, 

cuando el viento lo  acompaña en sus andanzas,

sueltos a su propia merced dejan un reguero de dolor en su camino,

quince muertos y muchos heridos, diez mil damnificados

y una destrucción  que no tiene límites.

 

Bomberos y voluntarios, luchadores incansables son a veces envestidos,

la bestia en llamas no respeta nada en su ardiente paso.

Hombres audaces que lo dejan todo por socorrer a los indefensos,

a veces perecen en las fauces de las llamas, arriesgan sus vidas

por  salvar otras más  desafortunadas y en su faena no escatiman en

caer consumidos por la desgracia.

 

El abanico del puerto está de luto,  no puede sacudirse el dolor que lo embarga,

es demasiado pesar, no  deja respirar, mostrar sus atributos

como Patrimonio de la Humanidad.

Cada día es más agobiante el mantener ese título,  sus  otrora hermosos edificios coloniales están enfermos de descuido,

de indiferencia, abandonados son presas fáciles de inescrupulosos bandidos

que socavan sus entrañas  hasta  hacerlos colapsar encendidos de oprobio.

 

El puerto  no sale totalmente de una desgracia para caer en otra,

los incendios en los cerros florecen en descuido y vandalismo.

Hay  iglesias que se han quemado cuatro veces en el trascurso de pocos años

y quemas de pastizales que se salen de control

y atacan a la indefensa población.

 

Valparaíso está hoy en duelo,

grave, su gente, flora y fauna amenazadas

por la boca hambrienta  de las llamas, 

señalando a quienes  a propósito,

dejan sueltas las  voraces lenguas  para  destruir su valioso Patrimonio.

 


viernes, 15 de agosto de 2025

EL PÉNDULO

 

Tratas de moverte, crees haberlo logrado, pero es pura imaginación, no te has despegado de esa pared ni un solo ápice. Piensas que los demás están  muertos, no hay  más ruidos que el acompasado caer del tiempo.  Nadie  habla, se queja o grita. Tú estás aterrado, sabes que  todo es consecuencia del péndulo. No se divisa, pero sabes que existe y que llegará hasta el sitio en que te hayas inmóvil. Quisieras  retroceder al pasado, aunque sea unas pocas semanas, días, u horas, sin embargo tu mente esta en blanco, ni siquiera logras recordar cómo te llamas o cómo luces. La incertidumbre aumenta a medida que tratas en vano de salir de esa posición. De pronto,  esa terrible campanada que te saca de la tensión para llevarte más allá del pánico. Te deja  semi-aturdido, casi sin control de tu pensamiento que escapa y por un momento caes en un laberinto oscuro y  sin fin.

Vuelves en sí. ¿Cuándo tiempo ha pasado? No lo sabes, ni siquiera puedes pensar con claridad sobre el momento que recién ha pasado ¿por qué estás perplejo? Comienzas a luchar  con esa fuerza que te clava al piso. Tal vez estás igual que los otros, y es sólo tu mente que manda las últimas  fotografías hasta agotar el disco duro.

Quisieras recordar, pero es tan difícil, no hay pasado en tu mente, no hay futuro, y el presente es imposible  describirlo.  ¿Cómo has llegado hasta esta situación? ¿Sabes acaso quién eres? ¡Nombre!... Buscas en vano en tu vacía caja, ¡un nombre, por favor! clamas. Nada, por más que luchas en encontrar una respuesta, tu memoria está borrada. Tratas de gritar,  mas  el silencio escapa por  una línea dibujada en  tu rostro. Te lo digo y no lo entiendes, sé que estás desesperado, pero no soy el más indicado a calmarte. Espera,  el péndulo está bajando, se abre una pequeña puerta, las campanadas  lo anuncian, el público afuera está a la expectativa. ¡Las doce!, sales pegado a una  plataforma circular y junto a los otros, dan unas vueltas, muy derechos, fijos como figuras de plomo con los rostros pintados. Se escucha un aplauso y  con un giro automático,  la tarima se esconde dentro  del gran reloj astronómico de la vieja ciudad de Praga. Ahora ¿sabes quién eres? Pobre Avaro, ya pronto te repararán, la lluvia ha hecho muchos estragos en tu despintada cabeza de madera.


viernes, 1 de agosto de 2025

EL TEJIDO DE DOÑA JOSEFINA


Josefina, la araña de la esquina

tejía con esmero las calcetas para su prima.

Tejía dos puntos y los destejía

pues le gustaba la perfección que lucirían

en las delgadas patitas de la negra Romana,

una simpática araña, hija de su tía hermana,

doña Venturosa, la que vivía en una antigua caja

la cual había servido para guardar halajas.

 

Se levantó temprano a comprar la parafina

y prepararse un apetitoso desayuno,

pero, ese día como acostumbraba doña Josefina,

se encontró con el gordo de don Bruno,

quien le contó de unos malvados bicharracos

venidos de muy lejos en unos apolillados sacos.

 

Don Bruno muy, pero muy asustado

corría por el barrio con ojos desorbitados,

prohibiéndoles a los niños pasar por aquella esquina,

pues esos malvados los cazarían para su cocina.

Doña Josefina terriblemente alarmada

tejía las calcetas y luego las desarmaba

de los nervios que tenía esa mañana temprano,

nadie con esa noticia, tendría el juicio sano.

 

Así que sin pensarlo  más llamó a la policía,

a unos grillos fortachones, amigos que ella tenía,

a unos saltamontes armados con aguijones

y todos al mismo tiempo se pegaban empujones.

En el carro lanza agua, llegaron Juan y Pablo

se apostaron cautelosos cerca del viejo establo

a expulsar los malhechores de inmediato de la calle

y se fueran rapidito a volar sin más detalles.

 

Doña Josefina alarmada tejía sin terminar

esperando le avisarán que ya podía desayunar.

Su prima llegó corriendo con la noticia esperada

los bichos y sus maletas salieron de sus moradas

dejando un alboroto por donde ellos pasaban,

mientras todo el pueblo de verlos tiritaba.

 

Por fin volvió la paz a reinar por  ese día,

los bomberos y los otros alegres se despedían

y doña Josefina descubrió que esa mañana

en vez  de las calcetas para su prima hermana,

había tejido una enorme y fea calceta morada

que la deshizo  molesta muy, pero muy enojada

y pensó que no era su modo,  tejer de esa manera

que por todo el trastorno se le mezcló la sesera.

 

Ahora teje que teje sin miramientos

ya tiene más claros sus pensamientos.

 

  

martes, 15 de julio de 2025

ATÓNITA INTERRUPCIÓN


 

El tiempo se detuvo esta mañana justo a las ocho, cuando una abeja se alistaba para asaltar una rosa. Los grillos quedaron con sus violines a medio guardar y una gota de rocío quedó suspendida ante mis ojos,  reflejando una pregunta inimaginable. Qué maravilla pensé, paralizada por la sorpresa, viendo  mi rostro reflejado en esa gota cristalina.

 El viento batió sus alas en una pausa sin emitir un sonido y el reloj universal se detuvo sin  explicación. No hubo caos, el silencio fue el dios  del momento y por primera vez abrió la boca de alegría y se  recostó sobre sus laureles.

Las hormigas quedaron atónitas con su carga mañanera, sus  antenas elevadas, prontas a seguir una ruta desvanecida por la interrupción. Todo parecía normal aparentemente, pero había que comenzar la rutina o el mundo se convulsionaría después, cuando faltara el tiempo y el hombre anunciara una catástrofe por la pérdida en  sus ganancias.

Por eso y  haciendo un fallido carraspeo, el ruido se impuso y sacudió al tiempo con fuerza, dándole la cuerda necesaria. El reloj volvió a latir su acompasada marcha justo un minuto pasadas las ocho de la mañana.

Lo interesante fue que, nadie, salvo yo, se dio cuenta de esta insólita interrupción.