Sólo a través de tu recuerdo pasan las horas mustias.
Vienen murmullos desde lo profundo del silencio,
invaden el cuarto
y buscan desencantar la espera.
Envuelta en la sábana del tiempo,
ilusionada en vano, detengo los relojes
en un momento que no existe.
Acurrucada bajo el alero del ensueño
te contemplo en una lejanía cercana,
como si los cristales reflejaran tu silueta tan deseada.
Las paredes me devuelven el eco de tu voz
y tintinean nostálgicas en mi oído.
Blanca libélula se ha posado en una lágrima,
bebe su tristeza, mi soledad inaudita,
ha hecho su nido en mis pupilas esperanzadas.
Mis mejillas salobres se marchitan día con día,
pronto seré una estatua de silencio
petrificada en el lugar más melancólico,
aquel del adiós, el rincón del último beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario