jueves, 1 de enero de 2015

VIVO EN EL BOSQUE DE UN SUEÑO


Vivo en el bosque de un sueño,
un sueño púrpura que no tiene fin,
se desliza por mi almohada y no cesa
de invadir mi entorno, asumiendo que
es el dueño de mi mundo.

Sus hilos se adhieren a mi ser y me llevan  al interior
de su ramaje, me confunde entre nidos de nostalgias,
cristales invadidos de silencio.
Trato de llamar tu nombre, pero lo he olvidado
en caminos de interminables ausencias.
A veces me deslizo como una gota de agua
y me convierto en lluvia.

El bosque acapara todo mi ensueño,
teje historias alrededor de mi cuerpo,
me viste de mariposa, susurra a mi oído
y me lleva entre sus  verdes brazos
a mirar el ramaje desde lo alto.
A veces pienso que soy parte especial
de este laberinto de hojas, tallos y ramas,
es difícil asomarse a la ventana y descubrir
vagando a mis soledades, entre colores
grises y velos púrpuras.

Mi voz se escapa, me ha dejado desvelada
rogando por su vuelta.
Es una mala persona, no escucha
se escurre de árbol en árbol hasta que de pronto
pasa y me besa, dejando en mis labios el sabor del olvido.

Este bosque se esconde bajo mi almohada,
está enraizado a mi noche cuando
cierro los párpados abatidos de oscuridad.
Alguien llama entre la espesura,
pronuncia  con vehemencia mi  nombre
y queda  como  eco en mi memoria,
luego se va,
me empuja con su cola florida por los recónditos
secretos del bosque,
hasta perderse en  algún  recoveco del sueño.




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