Yo sé que
no ha oscurecido cuando tus ojos
se cerraron para siempre.
No, no ha anochecido, no.
Tú sigues mirando a través
de los párpados dormidos.
Miras tu interior, el interior de cada cosa.
El reflejo es más profundo,
llegas hasta donde antes no imaginabas,
aunque la noche teja a tu alrededor su telaraña
cubriendo tu cuerpo de sombras solitarias,
tus ojos siguen abiertos al mundo,
mirando lo infinita que es la vida, la nada.
La muerte es sólo un paso
al cruzar el umbral de lo desconocido,
lo inexplicable, ahora, te has liberado.
Ahora, te deslizas como el
tiempo,
mueves a tu gusto los minuteros
de un reloj sin horas, sin prisa.
Te mezclas entre las cosas olvidadas
en el baúl de la vida.
Vuelves atrás y también avanzas,
no tienes barreras que te limiten...
Siempre continúas.
Tu noche no ha terminado ni tu día.
el atardecer no ha cegado tus pupilas,
sólo te abrió las puertas a una maravilla
nunca antes imaginada.
Sigue tu camino amigo y deja
tu armazón de huesos que te une
a la tierra,
porque ahora sí, eres eterno.
Ahora sí te leo con calma. me ha encantado tu poema, Marianela, y no te escribiré cosas técnicas, sino, mi admiración por la fluidez del lenguaje. Certero y aún así, acariciante. Abrazos, amiga.
ResponderEliminarMuchas gracias amiga Amandita por tu amable comentario y por tu linda visita a esta casa, un abrazo cariñosos de Marianela.
ResponderEliminarMarianela. Mi primer visita a tus predios y me ja encantado. En general u a "grosso modo" mi encuentro ha sido fabuloso. Veo a Amandita por aqui admirada también. Mi abrazo a las dos. Erdelvalle.
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