domingo, 1 de marzo de 2020

LA CASA PERDIDA NÚMERO 21




La última vez que la visité tenía nueve años. Su alegre fachada a pesar de llamarse La Casa de Piedra, estaba abrazada por una enredadera en flor. Su invitación no se hizo esperar, abrió su puerta, y se corrieron las cortinas de sus adormecidas ventanas.
Quedé maravillada, una estantería repleta de  cuentos  se ofrecía a mi vista, los autores más destacados en literatura infantil se codeaban para llamar mi  juvenil atención.
No podía dejar de leer y leer, sir James Barrie y su Peter Pan y Wendy, La Isla de Tesoro de  Stevenson, la Sirenita, Alicia en el País de las Maravillas, Caperucita Rojas, La Cenicienta, Blanca Nieves y los Siete Enanitos, El Gato con Botas,  la bella Durmiente del Bosque, de Charles Perrault, Barba Azul, Pulgarcito, Piel de Asno, en fin, las lecturas se sucedían una tras otra.
A pesar de tener más de algunos años, nunca he dejado de buscarla. He preguntado mucho por ella, por La Casa de Piedra, nadie sabe de  la casa perdida número 21.  Quisiera que me ayudaras a  encontrarla, sería fabuloso volver a verla, a cruzar su umbral y quedarme en ella para siempre.

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