¿En dónde quedó el abrazo que titilaba en el aire
y derribaba cualquier muralla?
¿Dónde el beso del encuentro, de buenos días,
de amistad, despedida?
Todos dicen que fue un virus,
rompió de pronto
la rutina diaria, nos aisló con un tapabocas,
gafas protectora, medición de temperatura, gel
desinfectante de las manos,
y guantes que impidieron el tibio
roce.
Ahora yacemos encerrados, presos voluntarios,
confinamiento sin ser culpables,
entre las paredes de nuestra casa.
Y caminamos por las calles desconfiando del que se acerca
con un cubre bocas, con lentes de protección,
y nos apartamos con pasos rápidos
evitando el contacto, incluso visual.
Estamos en medio de un plan muy bien elaborado,
diabólico, pendiente de un péndulo sobre nuestra frágil estructura,
el inicio de algo más tenebroso que pronto vendrá,
como una enfermedad contagiosa
por la pérdida de confianza.
Incertidumbre que navega nuestros sueños
con máscara de aguafiestas, profetizando
días tenebrosos que se asoman con sus guadañas
sobre la inocente humanidad.
Hay un lamento que no cesa,
una predicción avanza con pasos seguros
invadiendo la paz y trae malos augurios.
La cifra de fallecidos sigue su marcha
camino del campo santo, con pasos
marchitos.
Lágrimas suspendidas tras gafas trasparentes
cubren los espacios de amapolas
fenecidas.
Atrás han quedado los abrazos no dados, aquellos
besos de ternura se disuelven en el viento
sin llegar a comprender, lo frágil y débil del ser humano.
Por culpa de un virus, yacemos a la espera,
en la agonía de ver partir a
mucha gente
que sin abandonar el nido, vuelan
entre sombras
siniestras, y pierden la vida.
Covid-19 en el siglo XXI, la
epidemia invasora.
Días aciagos mantienen a la humanidad oscilando
entre la duda y el miedo a la
muerte,
mientras la vida escapa, no hay una vacuna,
una curación que en tiempo de tecnología no existe.
Y vamos cayendo por el abismo de la desventura
los que por la edad, no podremos
salvarnos.
Y todo por culpa de un virus.
Maruchi Curbeira Palomo Hay que cuidarse, así cuidamos a los demás, en casa, siempre habrá un despertar, habrá futuro.
ResponderEliminarSi amiga Maruchi nos cuidamos, pero la situación aquí en Chile es critica, sube la cuenta de los infestados por día y es alarmante pues no falta mucho para que los hospitales se vean en serios peligros de no tener como asistir a tanta gente enferma, besitos.
ResponderEliminarNora Azua Me estremece ,solo debemos cuidarnos , cariños .
ResponderEliminarasí es amiga Nora a cuidarse porque todo depende de una cuerda que se balancea como un péndulo sobre nuestras cabezas. besitos.
ResponderEliminarMargarita Ramos Que triste, así estamos ahora. Saludos 😔querida Marianela
ResponderEliminarcomo se dice estimada Margarita, estamos en la cuerda floja, y somos la primera línea para la partida si nos descuidamos ufff luego un cuentito, besitos.
ResponderEliminarMaria Huerta Qué bueno!!!
ResponderEliminarMarianela Puebla. Pero no hay que caer en el pesimismo. Todo roda, incluso las pandemias. Hace cien años lograron derrotar la fiebre española y mo tenían los avances tecnológicos de hoy en día. Saldremos de esta!!
Si nos cuidamos saldremos y nos volveremos a abrazar a besar, a compartir con los compañeros y compañeras.
Un gran abrazo para ti.
sí eso espero amiga María, que esto pase pronto, ya que ahora han subido la edad de los que deberemos permanecer en casa. Besitos.
ResponderEliminarMará Angélica Lamentablemente es así. Aquí se demuestra la fragilidad del ser humano, ricos o pobres. Por eso sólo nos queda guardarnos y rogar porque se descubra una vacuna pronto. Cariños y a seguir creando. Un abrazo
ResponderEliminarAna Beatriz Azua La naturaleza,nos está devolviendo el daño que le hemos provocado por mucho tiempo,aún tiene que caer los grandes consorcios:
ResponderEliminarTeresa Osorio Gallardo Nuestro miedo apareció de pronto, ya no solo frente al peligro de perder los ojos, y me puso una coraza en los sentimientos con tal de no perder la vida, con tal de no ser torturados por ese respirador temido o por terror a no poder respirar... Que es lo peor!!! Por miedo pongo dentro del closet de mi mente, mis besos, mis abrazos, y guardo en mi pecho la llave de la seguridad.
ResponderEliminarLa paranoia de la soledad la siento en todos los que me miran fuera de casa, mis amistades con las que chateo y converso en linea solo me traen reminiscencias de cariños y amistad de la buena...
Esto me hace encolerizar porque estoy en una situación de privilegio pues al jubilar ya tengo un pequeño piso economico, pequeño pero seguro.... Miro a la distancia y me doy cuenta que ni los escudos faciales, ni las mascarillas, ni el lavado de manos, ni ninguna cuarentena puede con el temor y el terror que nos ha traído este microscópico VIRUS.
exacto amiga, es un temor que aunque no quieras sentirlo está allí, sigiloso, y no te permite pensar en mañana, en planes a futuro, y entonces estamos viviendo el día a día en el encierro, pensando hasta cuando durará esto?? Ni pensar en un par de meses, ya hablan de años y, ¿llegaremos a ver el sol de un día libre, libre de mascarillas y de poder salir a la calle sin temor?
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