martes, 16 de noviembre de 2021

LA HORDA


 

La horda avanza decidida rompiendo la monotonía del silencio. La calle se estremece,  el asfalto parece zigzaguear al paso de la turba que desenfrenada tiene un solo propósito en mente: ¡zaquear! Los edificios de los alrededores tiemblan, no se sabe en qué momento esa masa de  gentío se detendrá. Cada quien trae su  mochila o bolsón en dónde esconderá su trofeo delictual.

Todas las ventanas se cierran de improviso, presienten un desenlace prematuro, apagan sus focos los faroles y el silencio  se mezcla con un murmullo que recorre la turba. Los primeros son los que guían, profesionales en su trayectoria  delictual, lo siguen  algunos novatos que  son primerizos y quieren acción excitante.

Ante ellos, la calle se abre como boca de lobo, la oscuridad los sigue a zancadas, sabe que después del zaqueo cada cual volverá con su  bolso cargado al lugar  en donde todos se hacen los ciegos y se protegen.

Una vez cometido el delito y a punto de dispersarse, la bocina del auto patrulla hace su entrada ululando y maldiciendo, presiente que será otra noche larga, quebrando el sueño y llenando el ambiente de sobresaltos y pesadillas. El miedo y la precaución cierran con doble llave, pasadores, candados, barras de fierro, picaportes, puertas, ventanas, verjas y toda clase de protecciones. Se han acostumbrado al asalto de uno o dos, pero ahora es peor,  la horda se ha asegurado y unido ante las fechorías, como las hormigas marabunta a no dejar nada y a no ser confrontadas. Tienen su táctica y les ha dado resultado en un  mundo de violencia, corrupción y de mentiras. Se sienten, los reyes.

 

 

4 comentarios:

  1. Francisco Arancibia Alvarez Son los tiempos mejores del neoliberalusmo.

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  2. exacto la delincuencia queda libre, gracias amigo Francisco, saluditos.

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  3. Mará Angélica Es terrible vivir con el temor a un asalto, pero es la viva y dura realidad. Buen cuento.

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  4. así es amiga Mará, a cuidarse,gracias besitos.

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