Heme aquí sin palabras
en el silencio de tu imagen,
ávida de tus besos,
soñando cada noche
el roce de nuestros labios.
Nuestras palabras yacen tacitas
en el dintel del recuerdo.
Y tú, siempre tú, apareces
tras la cortina de los ojos
humedecidos de pasión.
Mis pensamientos son la vía que recorren
encuentros emocionados.
Y te busco en la inmensidad del llanto,
en la comisura de la ausencia,
la profundidad del olvido.
Oh, cirrus, sirocco,
llévenle en sus alas fugaces,
mi mensaje desesperado de amor.
mejor se monta personalmente en las barbas de las nubes, comadre, y va al encuentro del amor...
ResponderEliminarno vaya a ser que ellas se desvíen hacia otro sujeto.
lindaaaaaaaaaa te quiero
jajajaja, ¡comadre qué consejo! Ya se me pasó el tiempo, jaja, creo que sólo lo puedo hacer en sueños. De todos modos, gracias por la idea. Besitos de Marianela.
ResponderEliminarHola Marianela:
ResponderEliminarA veces -o en realidad siempre-, nos duele el amor, será su estallido o su incerteza que siempre nos altera el pulso.
Un beso compatriota, gracias por tu comentario en la revista de Rocío.
Hola Taty, gracias por tus palabras, amor y desamor ese es el tema que nos rodea, dolor y dicha su roce, pero no importa como nos trate igual lo buscamos. Me encantó tu poema. Besitos de Marianela.
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