Se fue por la escalinata del viento
engarzado al pentagrama de su canto.
Facundo Cabral, hombre recio
surcó las tormentas de la era,
desafió al gigante con el arma de la pluma y su guitarra.
Su voz elevada sobre el hemisferio sur
cruzó fronteras, montañas y países
estallando en acusatorias verdades.
¿Quién dijo que se apagó la llama en su garganta?
¿Quién dice que no volverá de su despedida anticipada?
Alguien ya lo ha visto guitarra en mano
deambulando inciertos caminos de nostalgia.
Allá va, lobo estepario, cantante de protestas,
está junto a Cesar Vallejo, Víctor Jara, Atahualpa Yupanqui,
Violeta Parra, Mercedes Sosa,
y los demás, sí, los que ya
han abordado el tren de los días cumplidos.
Para Facundo esto no es nada, otro exilio
que deberá llevar a cuestas junto a su guitarra,
en la caravana de los que viajan con un llamado a la paz y al amor.
En otras dimensiones tal vez estará alzando la voz
y entonando un himno,
¿quién sabe?, este Facundo era único,
¿no será sólo... una de sus bromas?
dejando a un lado el objetivo homenaje a Facundo Cabral, me instalo esencialmente en el valor acústico, sus contrastes y nueva orientación de tu poesía, comadre, probar nuevos formatos hacen la concepción del poema hoy día,
ResponderEliminarfelicitaciones,
Ro
Gracias estimada Ro por tus sugerencias, las tendré en cuenta. Cariños de Marianela.
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