Hay monstruos
que viven en esta habitación. Ayer sin querer le pisé la cola a uno, me gruñó
agresivamente, le di mis disculpas, sólo se volteó enfadada y siguió su camino.
Es como una rata gigante, muy gorda y envejecida. Vive detrás del mueble de los
juguetes.
En el closet hay unos que de noche
abren las puertas y en la oscuridad se ven brillar dos pares de ojos, me parece
que ellos son muy tímidos y sólo se atreven a salir cuando todos dormitan.
Bajo la cama hay otro que arrastra
su enorme barriga como un reptil o tal vez un dragón de Komodo o algo por ese estilo, se desliza por
los extremos de la cama y con su cola pica mis pies desnudos o pasa su lengüeta
por entre mis dedos que me da escalofríos y
subo rápidamente y me tapo con las cobijas.
Sobre el estante de los libros he visto un monstruo que revolotea de libro
en libro y de vez en cuando deja caer uno al suelo a propósito, como para
llamar mi atención o asustarme, quien sabe, a lo mejor quiere que lo lea.
El que sí me aterroriza, es el que vive debajo del escritorio, se come mis
lápices y gomas de borrar, los cuadernos amanecen mordidos en las esquinas. Tengo mucho
cuidado de no dejar nada cerca de las orillas sobre todo si es algo que he
estado escribiendo, me da la impresión que si le gusta lo que lee lo deja, pero
si no, lo muerde como una protesta.
En mi mesita de noche hay unos más pequeños que viven entre los cajones,
pero no por ser chicos son menos agresivos, me han mordido los dedos si no estoy
atento, hay que abrir con rapidez y sacar lo que buscas y luego cerrar como
endiablado, lo hago así para sorprenderlos y tal vez hacer que se vayan.
Anoche hubo una pelea, pienso que
hay algunos que suben por la calefacción a tomar un espacio pero por
seguro que todo esta ocupado, entonces sentí que la rata gruñía fortísimo que
tuve que tapar mis oídos con las sábanas,
debajo de mi cama había otro alboroto terrible. Esta mañana el piso estaba
lleno de escamas, plumas, uñas y mis cuadernos arrugados en el suelo.
Alguien me dijo que todo era invención mía para llamar la atención, sin
embargo no es así, yo esto lo sé desde
que era pequeño. Se me ocurre que están aburrido por eso inventan las peleas
con el fin de que me asuste de veras. El tiempo los está envejeciendo y los acaba
poco a poco. Creo que necesitan niños a quienes atemorizar o aun gato para
perseguir en las noches.
La monotonía y la indiferencia esta haciendo sus estragos, el monstruo del
escritorio tiene los dientes gastados por eso
muerde los cuadernos en las esquinas,
el que vive entre los libros, que le digo monstruo polilla, esta
perdiendo sus plumas y se ven en muy mal estado, de los libros sólo deja como
una caspa sobre el escritorio. La rata gigante está tan gorda que casi no
camina solo sabe gruñir pero nunca ataca, creo que si saltara caería muerta por
un infarto al corazón. El monstruo debajo de mi cama, esta pasando por un mal
momento, sus escamas se le caen y tiene
la cola casi pelada. Por último los monstruos en el closet ya no abren las
puertas sus ojos apenas se divisan cuando dejo a propósito, la puerta entreabierta.
Pobres monstruos de mi niñez no hay nada que puedan hacer para asustar a un
anciano octogenario, aunque a veces finjo y así darles ánimo. Los echo tanto de menos cuando
no los veos que, no me imagino la vida
sin ellos. De verdad, les tengo aprecio y, no estoy inventando.
Querida...al comenzar la lectura se me vino a la mente enseguida tu libro: Nuestro Secreto, y toda la gama de fantasía que tan bien detallas allí. No era aquello, pero igualmente, la gracia que tienes para narrar, hace del relato una lectura agradable, sorprendente y tierna.
ResponderEliminarBuen año para ti y toda tu familia!
Estimada amiga Amandita, muchas gracias por tu amable comentario y que bueno que te agrado este cuento. Espero que tú también tengas un año sorprendente en lo literario, con muchos éxitos en tus trabajos y satisfacciones en todas tus metas. Un abrazo cariñoso para ti y familia, Marianela.
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ResponderEliminarJoaquina Sánchez Fernández Pero es verdad!!con el paso de los años se les hecha de menos y hasta se les tiene cariño....besossssss!!!!,el miedo de antaño se ha convertido en añoranza.
ResponderEliminarjejeje, en algo hay que entretenerse, tienes toda la razón, estimada Joaquina. Besitos de Marianela.
ResponderEliminarqué más decir, comadre, si lo han dicho todo... y, sabes de sobra, que tu narrativa me encanta. abrazos, Ro
ResponderEliminarjajaja, comadre Ro. Feliz año 2014. Gracias por tu amable comentario, un tema que no es muy irreal. Besitos de Marianela.
ResponderEliminarEsos dragones tuyos, Marianela,
ResponderEliminarson encantadores. Un gran abrazo.
jajaja, gracias Elisabeta, son dragones especiales para adultos mayores jeje. Besitos amiga.
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