De pronto
apareció de la nada, un escalofrío recorrió mi espalda. Me volví hacia la luz,
ella se escondió tras de mí como si temiera que alguien la atacara.
No puedo describirla, no tenía rostro, parecía una silueta afirmada en la
pared siguiendo mis pasos sin alejarse. Quise dejarla atrás y corrí calle
abajo, despavorida, sin volverme, pero sabía que me seguía con igual
desesperación, sin hacer ruido, sin pedir ayuda. Yo en cambio, sudaba frío, jadeaba por el esfuerzo en la
carrera y el pánico.
Por fin llegué a casa, entré de sopetón y cerré la puerta con ansiedad
tratando de dejarla afuera, sin embargo, igual entró. Por un instante la perdí
de vista y suspiré de alivio. Se ha ido, me dije, mas, al pasar frente al
espejo, la descubrí pegada al piso. Di un salto de terror.
Quedé paralizada cuando ella se acercó a mi oído y me confesó con voz suave que era mi sombra.
Apagué la luz y la sentí deslizarse
sigilosamente entre las sábanas.
acabo de leer los versos y los cuentos de Marianela Puebla, me encantaron, yo no fui aficionada a la literatura, pero con los años he cambiado mucho, me gustan mucho los versos y estos pequeños cuentos, yo misma ahora escribo mucho, Cosa bien curiosa, me gusta hacerlo, yo diría como nos cambia la vida, Muchas Gracias.
ResponderEliminarJoaquina Sánchez Fernández Siempre es un gran deleite leerte .Besos y feliz día.
ResponderEliminarmuchas gracias amiga Joaquina, me alegra que lo hayas disfrutado, besitos de Marianela.
ResponderEliminarprosa minimalista: como piezas de collage para que el lector las acomode llenando los espacios de la imagen/acontecimiento: me gusta. Abrazos, comadrita.
ResponderEliminarMuchas gracias comadre por su valioso análisis, besitos cariñosos de Marianela.
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