La mantarraya se alza fuera de su
elemento,
vuela en el aire marino embriagada
de sal.
Por breves minutos es ave, una osada gaviota
enfila el ascenso hacia el
horizonte.
Con su capa negra y blanca revolotea las olas,
en un magistral ballet invita a
sus amigas.
Ahora todas danzan agitando sus
aletas,
estirando sus largas colas en majestuosa complacencia.
Es un ritual que a cierta hora del
día
las hace volar introduciéndose en
el mundo
de arriba, aguantando el viento que las rodea,
saltan alrededor de siete metros,
en una elegante muestra de
acrobacia.
Las mantarrayas con su cuerpo plano
y largas aletas triangulares
parecen pájaros
finamente batiendo sus alas.
Se mantienen flotando en línea
recta
por mucho tiempo, tal vez pensando
en su próxima exhibición aérea.
Las mantarrayas filtran su alimento
mientras navegan apacibles por el
fondo marino.
Excelentes nadadoras, no soportan
el cautiverio,
es un enigma que las envuelve
y las hace,
las más fascinantes criaturas
acuáticas.
Rocío L'Amar excelente información poética, comadrita, besitos
ResponderEliminarmuchas gracias comadre Ro, besitos de Marianela.
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