Recuéstate en mi noche como una
melodía que no acaba,
cerca del refugio en donde anidan mis
anhelos.
Del mundo que me habita cuando las
sombras caen,
quiero compartir sus estrellas,
caminos y misterios,
un cielo fracturado por las flechas
del relámpago
y el llanto de los árboles, pecho
abierto a los dolores.
Ven, inclínate a mi lado y escucha
los latidos
que caen como soplos de arrulladores
astros
sobre la piel versátil de la tierra.
Acaríciame, roza mi aterciopelada
oscuridad,
en un encuentro predicho en tus
sueños.
Imprégnate del fulgor secreto que me
invade,
será una comunicación entre tú, yo
y el cosmos.
Acércate, no huyas sin haberme
conocido,
sin que mis labios entreguen el
mensaje íntimo
del misterio que poseo,
sin que sientas la caricia de mis
adormecidos élitros.
Cerca de mi presencia hay vida que no
cesa de fluir,
es un río inconmensurable de
grandeza,
un silencio que navega bajo las
sombras
hasta hallar ese instante sagrado,
mezcla de alba y anochecer
que dará la chispa primordial una y
otra vez,
por toda la infinita eternidad.
Margarita Ramos Otarola Me encantó.
ResponderEliminarMuchas gracias estimada Margarita, besitos de Marianela.
ResponderEliminarVeronica Verdugo Urrutia bello!
ResponderEliminarMuchas gracias estimada Veronica, besitos de Marianela.
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