Un volantín se ha
escapado hacia el infinito. Ensimismado de azul cruza constelaciones
desconocidas. Allí se encuentra con otros volantines perdidos en el espacio,
que se balancean pacíficamente entornando sus colas al compás de una melodía celestial.
El volantín
no puede creer lo que ve, papalotes de colores indescriptibles, figuras
nunca antes vistas le saludan con precaución porque ven que parte de su hilo ha
sido cortado por el peligroso hilo curado, una especie de pegamento compuesto
con polvo de vidrio que criaturas
malvadas usan en las festividades de volantines con el fin de ganar y derribar
a sus competidores de malas maneras, arriesgando la vida de inocentes niños o adultos por cortaduras
mortales.
El
volantín se da cuenta del temor de los otros al acercarse. Y se disculpa
avergonzado, informando que él no tiene ese maligno filamento, por el contrario
fue víctima de un competidor que sí tenía esa clase de malévola mezcla.
Los
papalotes se acercan y lo consuelan. Le cuentan que está en la dimensión de los
papalotes, donde de alguna manera llegan volantines de la tierra y también de
otros planetas. Que allí se reúnen todos los volantines que son despreciados
por tener alguna fallita u otra falencia, como una grave rotura y que deambulan por el cosmos. Bueno, luego de
llegar allí, se recuperan y vagan felices haciendo piruetas y encantando
a los astros que los admiran mucho por traerles una distracción
agradable a lo largo del espacio sideral.
Que bueno que te agrado, cariños de Marianela.
ResponderEliminarMe encantó el cuentito del volantin.
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