Recuerdos, suave polvillo de memorias
caen sobre el calendario deshojado,
sólo tu nombre yace indeleble señalando tu pertenencia
en la primera hoja del
cuaderno.
La brisa pasa revolviendo los cabellos de las ortigas,
acaricia los delicados pétalos de la madre selva
y busca tal vez, entre las ajadas páginas de tu diario
aquel pensamiento oculto deshecho en llanto.
La sábana de la primavera navega
sobre el jardín florido, las amapolas abren sus pétalos
cuando pronuncio tu nombre,
y se sonrojan al primer suspiro.
Existe en el aire un leve soplo de nostalgia,
acompaña el zumbar de las abejas
empecinadas en libar el néctar del abandono.
Vuelan invisibles pequeñas hadas,
dejando un aroma
inolvidable de recuerdos
y gnomos asoman sus empinados
sombreritos por sobre los
alelíes,
en busca de alguna sílaba perdida entre los helechos
y así completar el poema.
Y mientras camino por el senderito,
tu nombre estalla en una rosa, abre sus brazos
sonrojados, titilando por escapar hacia mis labios.
Me conmueve la sutileza de los pétalos arrancados
en un afán de atraer mi paso hacia una evocación,
una, recostada entre reminiscencias y olvidos.
Las hojas de tu diario se esparcen por el jardín
como si fueran polen, y los insectos
atraídos por su fragancia las llevan de flor en flor,
dejan pequeñas metáforas endulzadas de memorias
para la eternidad de un recuerdo.
Muchas gracias AMJ que bueno que te agradó, besitos de Marianela.
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