viernes, 1 de marzo de 2019

EL MISMO CUENTO




Han pasado muchos años y Caperucita ha  crecido. Ella es una  buena cazadora de codornices y como de costumbre  se levanta temprano para ir a cazar al bosque.
Como siempre  se encuentra con el lobo que anda renqueando de una pata y tiene un ojo con glaucoma.
-Hola  Caperucita, ¿qué te trae tan temprano al bosque, vas a casa de tu abuelita? La joven lo mira con ironía y  exclama que la abuela, hace tiempo que  está bien muerta.
-Ya veo que vas a salir con el mismo cuento, le reclama desafiante. Es tiempo que te olvides de ese estúpido y mentiroso cuento, ¡despierta!
-¿Cómo que estúpido?, si fue en mis mejores tiempos de mozo, cuando, cada vez que  lo contaba, me engullía a la nieta y a la abuela.
-Ya basta, pobre anciano tuerto, siempre tienes el mismo ridículo sueño, la realidad es distinta, ¡hombre! Nunca te comiste a la abuela ni menos  a la que a habla, recuerda que yo fui la que te dejó tuerto y con la pata  torcida por sinvergüenza y descarado.
-Ah, oye mujer, no me gusta tu versión de los hechos, es más tierno saber que me las comí a las dos.
-Como quieras, sigue con tu cuento y déjame pasar que  se me escapan las codornices  del almuerzo.
- Ah, está bien, pasa, pero ¿pudieras darme una para mi desayuno?
-Está bien, viejo lobo, y no digas que  no te  ayudo,  ¿podrías refrescar tu mente y  reconocer que tu cuento ya  está obsoleto?
-Oh, gracias, buena mujer, veré si puedo.
Pobre  viejo tuerto, los niños y niñas de hoy ya no creen en esos fantásticos cuentos,  ahora ellos saben, cuando les están mintiendo.



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