Aún pensé que vendrías,
abrí mi puerta y ventana al viento.
Me quedé allí, en el umbral de la fantasía
con el corazón palpitando de esperanza.
Pero no viniste, ni ese día, ni el siguiente,
ni nunca.
De pronto se desvaneció el sueño
y la tempestad azotó mi casa
borrando la alegría de su rostro.
Una ilusión se trocó en pesadilla
y al contemplar el naciente amanecer
algo de mí ya no existía.
El calendario del tiempo
pasó por mis cabellos
pintando de blanco, cada día.
Cada día, mes y año,
que simplemente, no vendrías...
demándelo, comadre, por haberla envejecido esperándolo,...
ResponderEliminarjajajaja, es por si acaso jajaja comadre Ro, besitos de Marianela.
ResponderEliminarAngelica Pérez Zurita QUE.HERMOSO.MARIANELA.
ResponderEliminarMuchas gracias estimada Ángelica.
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