domingo, 1 de mayo de 2022

EL CEMENTERIO DE LOS LIBROS OLVIDADOS


 

La enorme biblioteca abrió su boca y bostezó, luego se lamió los bigotes igual que un gato y me miró con una pregunta inquisitiva,  mientras se ajustaba los anteojos. ¿Quién eres tú y cómo llegaste hasta aquí? Fue su sorpresiva y curiosa interrogación.

Miré hacia todos lados pensando que  la pregunta era para otra persona, pero no, su mirada se hizo más intensa y me reflejé en sus enormes anteojos. Yo solo buscaba un libro que debo entregar a la biblioteca de mi colegio, musité con voz de fantasma y, ¿no sé, cómo llegué hasta aquí? ¡Ah!, ¿seguro que perdiste algo, no?, Sí, claro, un libro. Pues tú estás en el cementerio de los libros olvidados, respondió con ironía. Pero yo no lo he olvidado, por cierto, es que acabo de terminar de leerlo. ¿Ah sí?,  ¿piensas que te voy a creer a la primera mentira?, dijo mientras una larga lengua salió enroscándose muy cerca de mi rostro, y luego entró sacudiendo el polvo de algunos libros en las estanterías adyacentes a la  entrada. Oh, qué asco, pensé, pero  apenas tuve ese pensamiento, el monstruo en forma de biblioteca, me  encaró. Más asqueroso es que los niños destruyan a los libros por viejos y los desechen como algo sin valor, ¿no? Perdón, pero yo amo los libros,  tengo mi propia estantería con muchos y hermosos libros en mi dormitorio, le repliqué con enojo.

 Ah, eso lo sé, pero igual he visto que tienes algunos libros sobre los otros muebles, agregó. Bueno,  tengo algunos libros que son de estudio y los estoy usando, por eso no puedo guardarlos en la estantería, le indiqué un poco molesta, este ser sabe mucho de mí, y lee mis pensamientos.

Oye, ¿porqué  tienes una biblioteca y dices que eres un cementerio?, por lo que veo, los libros están muy bien guardados y parecen vivos, aclaré. Bueno, ahora que ya me conoces, te diré Sara que más que un cementerio soy un hospital de libros, estos pobres llegan muy mal heridos y algunos  mueren, porque han quedado  a la intemperie, se han mojado, ensuciado y terminan imposibles de reparar, además hay niños que los destrozan cuando les dan sus pataletas, y se desquitan con los  libros,  ¿conoces algún caso? Este, sí, había un niño en mi barrio que era muy mañoso y  hacia eso a propósito, musité con tristeza. Ah, me has conmovido Sara, y te nombraré  ayudante del cementerio de libros, o prefieres, ¿enfermera?, ¿te parece?  Sí, claro, me encanta, en casa tengo goma de pegar y otros implementos para reparar libros, exclamé entusiasmada. Pero, ¿además qué debo hacer? Pues, abre tu boca. ¡Ah, eso no, yo soy una niña, no puedes hacer una biblioteca en mi boca!, exclamé asustada, Jaja, rió, no, solo  quiero poner polvo de sabiduría en tu cerebro y eso es muy importante para ti que gustas de leer,  encontrarás más fácil retener la información,  y  cada vez te darás cuenta que los libros son un espejo abierto de sabiduría, ellos  te acompañarán con sus  aventuras por toda la vida. Y tú cerebro será una biblioteca que perdurará por siempre junto a ti. ¿Te parece Sara?

Lo encuentro formidable, ¿ya no tendré que estudiar  los libros del colegio? Ah, Sara no vayas tan rápido,  tienes que estudiar aunque no te gusten las materias, es importante para tu futuro, todo lo aprendido quedará  en tu memoria y  lo recordarás mejor con esos polvos de sabiduría que te he dado. ¿Estás contenta? ¿Alguna pregunta? No, muchas gracias, estoy feliz.

Ahora cierra tus ojos y cuando llegues a  casa mira debajo de tu cama, anoche, cuando dormías, cayó el libro al suelo y  se asustó mucho, por eso se escondió en ese lugar,  consuélalo y  dale mis saludos.

¡Vete ya niña, ahora eres la nueva enfermera de los libros olvidados!

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario