El ruido se hizo más intenso, atravesaba la pared del cuarto, era
como un rugido de un animal o algo
parecido, casi no pude dormir esa noche.
Por casualidad al día siguiente me encontré con el portero y le expliqué
mi inquietud. Me dijo extrañado que inmediatamente iría a inspeccionar el
departamento pues estaba deshabitado y, me invitó. Al entrar el señor no pudo
reprimir un grito, el departamento lucía horrible, las paredes rasguñadas o
golpeadas, sobre todo el lado de mi pared. ¡Esto puede ser obra de vándalos!,
exclamó y salió enfadado.
Esa noche sentí los ruidos y el rugido. Llamé al portero rápidamente, el señor contestó que iría de inmediato. Me
levanté y lo vi entrar, me saludó con una seña, llevaba una pistola, y una
linterna. Yo temblaba y esperé, de pronto un rugido rompió el aire y luego dos
disparos. Salté del susto y entré a mi cuarto cerrando la puerta. Esperé toda
la noche, pero el portero no salió del departamento, a las seis de la mañana, fui a ver. La puerta
estaba semi abierta, y allí divisé el
cuerpo del señor que yacía en un círculo
de sangre y a su lado, un tigre muerto, fue tan grande la emoción que me
desmayé.
Los paramédicos me han despertado, dicen que sufrí una fuerte conmoción
al ver el cuerpo del hombre. ¿Y el tigre, pregunté tímidamente? ¿Qué
tigre?, el portero se disparó un tiro,
estaba solo. Volví a desmayarme.
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