Se perdió el amor.
Se fue por una calle oscura y larga,
sin un adiós, solitario y taciturno,
marchó sin abrazos ni besos, con un cúmulo
de lágrimas inquietas que fueron regando las veredas.
Se fue, una tarde, una noche sin alas, sin ruido,
como un fantasma que retorna a su morada,
arrastrando los pies del olvido, palabras perdidas en el espacio,
escritas en el álbum del tiempo.
Se perdió el amor, no encontró la puerta entreabierta,
la ventana se cubrió de nostalgias sin dar una señal
de bienvenida.
Ahora alguien lo busca y lo llama sin respuesta,
mucho espacio separa su tenue rastro, no hay vuelta.
Entro en un laberinto de paredes oscuras
en donde el minotauro perdió su rumbo
y dejó una huella de incertidumbre.
Algunas veces se escucha su voz
tenue bajo la noche,
llama con voces, lamentos de amantes en
desgracia.
No hay una guía, solo a tientas busca su lugar perdido
pero no lo encuentra,
nadie le ayuda, nadie abre las
puertas y le abraza e invita
a comenzar de nuevo.
Es un deseo nada más, porque ya
se ha ido,
se perdió entre la bruma de un amanecer
y el crepúsculo
de una tarde desalentada.
No escuchó la voz de la
reconciliación,
y se perdió en la dimensión de
amores abandonados,
en donde van a morir en manos del
olvido,
irremediablemente solitarios
yacen,
muchos corazones extraviados.
Pero cenizas quedan...
ResponderEliminarSí gracias comadre, siempre queda algo, una astillita o un carboncito jeje, besitos.
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