Cuando
la primera nave aterrizó, ellos comenzaron a sembrar extrañas enfermedades para atacar a los
humanos, sin embargo, los terrígenas después de varias epidemias catastróficas
lograron por fin encontrar poco a poco
los tratamientos y erradicar dichas pestes.
La invasión se hizo lenta a medida de que ya no era una amenaza para
la humanidad, necesitaban apurar su cometido. Desde la nave nodriza recibieron
la orden de probar otro inusual método que acabara con el humano, sin la intervención directa de los invasores, “el tratado
universal” prohibía la intromisión de alienígenas en mundos menos preparados y con tecnologías
insipientes. Por lo tanto, les era imposible salirse de las reglas, pero sí
podían producir caos para que el mismo hombre causara para su propia
destrucción, de ahí las guerras, obviamente esto tampoco apuraba la desaparición total el humanoides.
Había que emplear un nuevo plan que acelerara la desaparición de los
terrestres sin la participación de ellos. Algo que los terrícolas no pudieran
resistir y se auto destruyeran alegremente, es decir, sin dolor o sin conciencia;
una palabra fue la clave: adicción. Adicción a múltiples cosas, ya sea a
drogas, a ambicionar ser los amos del mundo, a acumular dinero en forma
desorbitada, en fin, a todo lo que pudiera nombrarse como una adicción y que
produjera a corto plazo la muerte. Esta manera de provocar que el planeta Tierra quedara vacío
de seres y pudiera ser ocupado por aquellos que esperaban en las inmediaciones
del espacio, esa era la ideal. Una adicción que llevara al humano a su
eliminación total.
Dentro de todas las adicciones
que generaron, se les ocurrió introducir
la tecnología avanzada y crearon la “generación Millennials” que serían los
encargados de esta tarea suicida para la
humanidad. Lo más fácil era crear una generación de niños adictos a la
tecnología a quieres llamaron “niños Millennials”, y a quienes no le importaran
las cosas materiales sino todo lo que fuera tecnología. Fue un acierto, los terrestres no sabían cómo controlar a estos
niños que si no provocaban peleas u otras alteraciones en los hogares vivían
ajenos a todo, indiferentes al acontecer diario, sólo salían de sus cuartos
para alimentarse. Su pereza era aborrecible,
una falta de sentido común, seres que vivían en otra dimensión, que
despertaban por breves lapsos, porque necesitaban nutrirse si no, hubiera estado viviendo en su mundo
virtual para siempre. Los invasores esperaban, tenían la eternidad en sus
manos, aunque deseaban que la desaparición del hombre fuese más rápido. Y para
apurar el desenlace decidieron enviar a la tierra virus tremendamente eficaces
como los virus de la violencia, discordia, frialdad, engaño, fraude, odio, envidia. Claro que algunos de esto virus ya
estaban desde hace rato en la Tierra, pero su proporción era medida, por lo
tanto, al exagerar un poco, esto se convertía en un verdadero
peligro para la raza terrestre.
En poco tiempo ya se veía el desastre, las guerras aumentaron por nada,
la hambruna andaba suelta por el mundo, y
acababa con multitudes de seres incluidos los animales en forma catastrófica. A muy
pocos les importaba esta exterminación masiva, existían yacimientos de metales
preciosos en el continente africano y éste era un buen augurio para los más inescrupulosos, ambiciosos y asesinos
de sus hermanos de raza, pensaban que en
una catástrofe ellos de seguro se
salvarían, dándoles así el pauteo para
que los invasores sonrieran de gusto. Mientras más discordia, mucho más rápido
el desenlace. Las nuevas generaciones de humanos no estaban ni ahí con lo que
sucedía a su alrededor. Ni les importaba nada, salvo sus jueguitos que los
invasores mantenían controlados desde sus mismas naves.
Había un sufrimiento generalizado en los más pobres que sucumbían como
las moscas a tanta desgracia y con los más horrendos padecimientos.
Mientras tanto, los poderosos acumulaban riquezas y se escondía en
sus bunkers bajo tierra, a esperar el
desenlace fatal de una parte de la humanidad, claro que no sabían que los
invasores querían la Tierra sola para ellos, o simplemente usarían a algunos de
esclavos., o en su defecto, de alimento para
sus bestias, algo así como primitivos dinosaurios.
Teniendo a su favor a los niños y juventud enviciados en la computación, sobre todo en
los famosos juegos, a los humildes muriendo de formas horrorosas con los
estragos de la violencia y a los poderosos acumulando las materias primas que
necesitaban los invasores, estaban muy satisfechos de no haber intervenido directamente
en la Tierra y así no quebrar las reglas
universales, cosa que les costaría mucho permanecer en la posición que ahora
tenían. Se quedaron tranquilos esperando y se sentaron como se dice en sus laureles
,sin preocupaciones.
Sin embargo, un día inesperado apareció un inmenso aerolito que
ninguno de los invasores se dio cuenta por estar tan entretenidos mirando lo que sucedía en la
Tierra y no observaron mas allá en el espacio. Y cuando lo vieron era demasiado
tarde y sucumbieron con el impacto, desviando su nave nodriza y el peligro hacia
otro planeta.
Una vez más las fuerzas universales, salvaron a la Tierra y destruyeron a sus invasores. Los virus
también fueron aplacados y el humano despertó de su letargo. Con el impacto,
hubo sin embargo una gran sacudida al planeta que por justicia o no, libró al mundo de esos malvados
aprovechadores que vivían como ratas en sus bunkers y que y no
resistieron al remezón.
La Tierra de nuevo tuvo otra oportunidad, sobreviviendo una población
pacifica de humanos, quienes comenzaron a reconstruir desde las ruinas un mundo
mejor para sus descendientes.
Carlos Alberto Weber Ramírez INTERESANTE CUENTO. ME GUSTÓ
ResponderEliminargracias amigo Carlitos.
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